jueves, 5 de noviembre de 2015

La Nueva Patria...



Cinco años atrás, Sindo había cambiado hogar por Patria. El país había contraído la virulenta enfermedad de los colores: el rojo del pobre oprimido, y el azul del pudiente opresor.
-Las gentes del campo no deberían conocer más batallas que la lucha diaria por subsistir- Esa era la aferrada opinión de su abnegada esposa. La realidad fue otra.

¿Quién sabe lo que anida en los rudos silencios de un pobre labriego?
¿Qué latido fue el que dijo ¡basta!?

El fervor gritado en los caminos, la rutina consagrada a la tierra, las inacabables horas bajo la persistente inclemencia estacional. Las hermanadas voces que lo buscaban atrapadas inagotables entre los árboles.

María repetía ya sin voz que no marchase mientras los niños, agarrados al faldón de sus raídas ropas, sollozaban sin consuelo. ¿Quién nos ha dado nunca de comer? ¿Quién no mira desde la gran ciudad hacia el campo más que para buscar nostalgia?

Nada pudieron las rabiosas lágrimas de María más que verlo marchar con las mismas ropas que apenas unas horas antes habían enjugado el impertérrito sudor de la atención diaria de los animales. Nada pudo hacer por contener a su lado sus asumidos silencios. Y, secando sus decididas últimas lágrimas, lo vio perderse por el recodo del camino de acceso.

La guerra devoró el sentido y el sentimiento de la palabra Patria, la misma que provocó tantas estúpidas muertes. El miedo, las noches en vela, los bombardeos y las batallas desproporcionadas arroparon aún más su muda rabia para terminar, abandonado y famélico, a seiscientos kilómetros de su casa.

Cinco años después, Sindo apareció de la misma manera que había marchado. El denso olor de su hogar había cambiado. Ahora, solo el aroma furtivo de las peladuras recocinadas hasta verter sus pocos nutrientes en el agua caliente dominaban todas y cada una de las estancias.

¿Quién sabe qué ocultan los silencios de una mujer abandonada?
¿Qué latido fue el que decidió el ¡ya!?

Los llantos de un recién nacido postrado sobre la mesa de la cocina, la clamada pereza de una mujer intentando calmarlos, el eco lejano de los azadones golpeando la tierra, la indiferencia enquistada de la rutinaria labor del campo.

Nada pudo su sinrazón contra el rostro despreciativo de su esposa. Nada pudo hacer por contener la realidad de su enorme error.

Y lo vio partir nuevamente tras aquellas voces ilusionadas que ahora callaban, y lo vio perderse una vez más tras el recodo del camino de acceso… en busca de una Nueva Patria.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Un cajón oscuro donde encontrar la luz (MICRO)



La primera reacción fue de enojo: cabreo incontrolado al perder el tan esquivo tiempo en medio de la oscuridad más absoluta. 
Maldije a todos y a todo en los pocos idiomas que conozco, o sea, trece segundos aproximadamente. Cuando la calma hizo regresar la sangre a mis extremidades, aspirando y expirando tranquilamente, me centré en mi soledad. No todos los días tienes un respiro del ajetreo estúpido al que estamos sometidos sin remedio. No es cierto que te sientas más sólo en un espacio más reducido. Sé de muchos que buscan la inmensidad de un bosque para aislarse.

La segunda redacción es de miedo: ignorancia de que el entorno sea seguro. Y vuelve a bombear con fuerza presionando en la cabeza, de cero a cien en microsegundos. Se ahoga la voz aunque no te sirva de mucho. Hasta que te das cuenta que no hay argumentos, nada se mueve y el suelo sigue bajo tus pies. Y aunque queda un enorme vacío, sigues en el mismo punto y al final es puro relax.

La tercera y última reacción es de consciencia de tu propio cuerpo: tocarte como si nunca lo hubieras hecho antes en la suma oscuridad. También pensar en los tuyos y en lo que aun no has vivido con ellos o a lo que se renuncia en su favor, liberándote de un enquistamiento voluntario y ridículo. Y concibes una paz raramente lograda. Una nueva tranquilidad impuesta, casi sin secuelas.

Y aunque ha sido una experiencia enormemente liberadora al final, nunca más amenazaré a un agente de trafico que posea una pistola eléctrica en sus manos.

martes, 27 de octubre de 2015

La evolución del Amor...


Diminuto como el deseo embrionario, tus latidos dejan ahogado al reloj. Supuestos fraccionados, al margen, al borde, al temor.

Pequeño como la pasión de una bala, se rasga el frío en el hielo. Etéreos, malgastados, el eje desplazó su centro.

Grande como el amor aturdido, y las palabras surgidas entre los besos. Plato caliente de diario, pasto que alimenta el miedo.

Enorme como el cariño tatuado, como el Patrimonio contable de la mente. Cuando los días retroalimentados, nos dejan su calostro en la muerte.

Suena el cuerno y yo acudo.
Suena delirante y perverso.
Suenan los impulsos más puros.
Resuenan los amores conversos.

martes, 20 de octubre de 2015

Soñar días nuevos...


Me gusta vivir en la parte visible de mi ciudad: la zona escrita. Aquí el respeto no es fatuo y los requiebros de las golondrinas se formulan a cámara lenta, muy lenta. Aquí la luna es quien da paso al día, desplegando una alfombra roja si llega soleado.

Me gusta pasear por sus capítulos, por ejemplo el 7º: el Musulmán, donde el aire sabe a incienso todo el día y los bazares rechinan sus colores. Allí nadie cubre sus ojos, ni recuerdan el día anterior. Viven y reviven la alegría, y la muerte atraviesa con paso largo.

En mi ciudad no hay Ayuntamiento, se desgobierna ella sola. No hay sombra recurrente si aprieta el temor, tan solo una fuente donde beber calma el error.

También está el 13º, allí cotiza la suerte y solo se come en domingo, después de sermón.

Los límites están bien claros: solo entra la educación, y para cuando ésta se pierde, mi madre despliega su Don.

Me gusta que mi mente haya fundado esta ciudad. Todavía no hemos aprobado su idiosincrasia, porque hay demasiado color. Tanto, que en nuestro cementerio solo se entierra el dolor.

Me gusta soñar en su prólogo, caminar por su escueto muelle y leer las miradas de sus gentes. Ayer lo caminé un rato: tiempo suficiente para recordar sus fundamentos…

Vivir, vivir, vivir… y soñar días nuevos.

viernes, 16 de octubre de 2015

No todo es lo que parece


La deriva consentida.
su verdad acomodada.
Destruir la propia vida,
o reír cuando no tienes nada.

No todo es lo que parece.

Ni el cielo es tan azul, 
ni el infierno tan malvado.
Ni el amor es la respuesta,
ni brillará siempre la luz.

Ni una madre cuando riñe puede ocultar su amor, 
el resplandor de sus ojos con la mano amenazante, 
mitigando el dolor, antes del desastre.

¿Pueden los ríos acabar con lo que ayudaron a construir durante milenios?
En un segundo de nervio y sin variar sendero.

La razón entretejida,
su raíz desencajada.
Acortar hacia la cima,
o mentirle a tu propia alma.

No todo nos precede.

Ni el viento tiene olor,
ni el silencio lo detiene.
Ni hablará por ti el amor,
ni el miedo es siempre hereje.

jueves, 15 de octubre de 2015

Llórame



Podría asegurar sin miedo a equivocarme, que el arroyo que trascurría tras su casa pudo mantener su constante caudal gracias a su inagotable manantial de lágrimas.

Fueron tantos los días marchitos en su memoria, que hasta las hojas de su diario se acumularon como otoños en sus recuerdos. Y entre sus hojas caídas aún se puede leer parte de su entristecida vida.

“tras su tupida espesura, me escondo.
Siendo presa aturdida, imploro,
temblar sin ser vista, acosada o mal herida otra vez.
Hoy caigo desde sus copas hasta el suelo húmedo,
como tantas veces, como tantos años sin fe.
Si el amor no tiene tiempo para mi,
prefiero vivir bajo el calor putrefacto de estas hojas
que acojan mi abatimiento como una más,
como el olor que emana bajo la piel de todas,
que yo lloraré por cada una”

Fueron tantos insultos acopiados, que rezaba por ver el bosque arrasando los nombres escritos en sus troncos milenarios y vagar con ellos en el frío viento de otro otoño.

Podría segurar sin miedo a errar, que el cauce del arroyo la echará de menos por siempre. Y que en su reseco camino, ahora, solo se acumula su imperturbable recuerdo.

Podría segurar que ella nunca quiso desprenderse de ellas, pero las hojas de su diario anhelaba desesperadamente la refinada escritura del tacto triste de sus lágrimas.

“llórame si me quieres, y si no me quieres… llórame”

martes, 13 de octubre de 2015

Otro mayo


Fue un mes de mayo: 
uno de esos que aún llueve. 
Cuando el trigo grita bienvenidas 
y los Santos son aupados fervientes.

Fue temprano, 
cuando la luz llega aún cabizbaja. 
Cuando hambrienta la tierra pide amor, 
y el deseo de luz se amamanta.

Fue un hermano: 
o el error que contempla la sangre,
quien abrió el camino al temor, 
sorteando los graznidos del ave.

Fue cercano: 
no hay sentidos que esquiven su rostro.
El silencio no encubre la rabia, 
cuando acerca inyectada en los ojos.

Fue despacio:
invadiendo la carne con plena conciencia.
Y la lluvia ahogó su dolor, 
y otro mayo se empapó de tristeza.

lunes, 28 de septiembre de 2015

Mi piel


Madre indómita al borde del exilio, 
de tersa exaltación antes de echar a volar.
¿dónde tus requisitos?
¿a dónde tu vuelo imparable?
para acabar tiñendo los hogares con hambruna voraz.

Madre ensoñadora al margen de desgracias,
de ardientes posturas y cambios de humor. 
¿dónde pierdes las ganas?
¿a quién insta tu locura?
cual infante travesura tras asaltar la pasión.

Madre de invierno, reseca tu ira,
desdobla el esfuerzo, he intenta acompañar.
¿dónde albergas la sonrisa?
¿a dónde amagas tu dolor?
sin la esencia del amor, eres carne muerta sin más.

Mi piel…

lunes, 14 de septiembre de 2015

Travis (2)


Hola Travis... siéntate por favor.
Sabes que puedes hablar o escuchar. Tú eliges, pero me gustaría que te presentaras.

Hola, soy Travis Snow. Y estoy aquí por orden judicial.

HOLA TRAVIS...

Hola Travis, yo soy Sandra Mills, soy la terapeuta encargada de estas sesiones... a mi me gusta llamarlas "conversaciones abiertas" ¿Quieres contarnos algo?

Prefiero esperar a Dunnis.

Lo siento travis, en esta sesión no hay ninguna Dunnis en la lista.

…A mi me gustaría hablar.

Espera Tracy... un segundo.
Travis, sé que estas por obligación y que tu historia tiene que ver con un sargento de homici...

Bueno, sí, intenté ayudarle y me han pagado con esto, Mmm. Bien, se hace tarde. Sra. Mills, creo que deberíamos llamar a una ambulancia.

¿Te encuentras mal Travis?

No, no es para mí.

¿Para quién entonces, Travis?

…¡Me gustaría hablaaaar!

Un segundito, Tracy.

¿Travis?

Sé, que no lo entenderá, pero creo que necesitaremos los servicios de un médico.

Bien, bien, no te preocupes, aquí disponemos de una pequeña sala de servicio de urgencias básica.

No será suficiente.

…¡Me estoy poniendo nerviosaaaaa!

¿Es para Tracy, Travis?

No, es para usted.

¿Travis?

Vale, vale… Ayer conocí a Dunnis. Es una persona especial: encuentra cosas. Y es buena, lo sé.

Sigue...

No es agradable, creo que debería hacer esa llamada.

Si me dices de qué va esto la llamaré.

Usted misma...
Dunnis fue una niña abandonada. Saltando de orfanato en orfanato. Al contrario que la mayoría, con diez años, encontró la familia perfecta. Unos padres de libro...
Mmm, creo que será tarde... llamé primero.

No te preocupes. Continúa.

Allá usted.
Después del mejor y más amable año de su corta vida, la inquisidora burocracia de las casas de acogida encontró un error en la documentación de aquellos padres perfectos. Unido a la firma de la joven asistente social, en su primer expediente de adopción... ya se puede imaginar el resto. Después de la inmensa decepción de la cría, su vida volvió a aquel infierno al que había imaginado dejar muy lejos.
Sabe, los rotos del corazón no se pueden remendar. En algún momento se reabrirán, y el dolor es mucho más intenso.

…Doctora Mills...

Dios Tracy, espera un segundo.

…¡Hay un nuevo componente… sentado!

Bien, perdona Tracy… hola ¿eres Clara?, yo soy Sandra Mills.

Lo sé.

Bien, preséntate por favor.

Hola, mi nombre es Clara Dunkowsky, pero me gusta que me llamen... Dunnis.

¡Mierda!



… ¿mierda?

martes, 8 de septiembre de 2015

Travis (3)



Hola Travis, mi nombre es Curtis Beck. Me han nombrado tu abogado de oficio.

… ¿Travis?

Lo sé.

¿sabes que te enfrentas a varios cargos muy importantes de cara a una posible sentencia desfavorable?

No se preocupe por eso. ¿Está casado, verdad?

He leído tu expediente y sé como es tu Modus Operando. No debemos entrar en detalles personales.

O.K.

Se te acusa de golpear a un sargento de policía mientras estaba de servicio, y de no evitar la agresión a una funcionaria pública cuando pudiste.

Al sargento le libré de la cárcel, y a la Doctora… hice cuánto pude por avisarla.

No dice eso en los informes aportados por la policía.

Ya, es obvió que esta ropa naranja no ha sido un regalo de Papá Noel.

También he leído tu declaración en ambos casos. Me gustaría pedir un examen psicológico. ¿te importa?

No servirá de nada.

Podría librarte de la cárcel.

Ya tengo uno realizado cuando tenía 12 años.

¿Y?

Básicamente, dice que estoy como un cencerro.

No son buenas noticias, Travis.

No se preocupe, no será eso lo que motive mi encarcelamiento o no.

No entiendo

Simple, será usted.

Sigo sin entender.

Mmm, bueno, sé que los abogados de oficio no suelen estar muy motivados, y yo tengo el estimulo perfecto para que usted me defienda con uñas y dientes.

Ha sonado un tanto amenazador.

¿Usted cree?

Sí. Sabes que soy la única persona que estoy de tu parte. Y qué, repito, los cargos son muy graves.

No tanto como cuando se puede perder a la familia.

¿Estas diciendo que mi familia está en peligro?

No, ni mucho menos, es algo peor. Es usted quien perderá de ver a su familia, su casa, su dinero, en fin, todo por lo que ha luchado hasta ahora. ¿le parece más grave ahora?. Por cierto, ¿su mujer es morena, verdad?

¿Qué sabes?

Todo…Upsss, mire, un pelo rubio en su chaqueta. Tome, que mal trago si su mujer…..

Hijo de p…..

Eso mismo dijo el psicólogo cuando su mujer lo descubrió morreándose con un bedel.

¿La avisaste tú?

Estaba como un cencerro, ¿que quería que hiciera?

Mnnn, ¿su profesora de yoga es rubia, verdad?

Hijo de p…..

Lo sé…

viernes, 4 de septiembre de 2015

Háblame camino


Háblame de aquel sendero, esquivo y pedregoso, de los lirios de sus lindes y el arrullo del río. Háblame de la arena y las piedras que murmuran, de aquellos pies ensangrentados, del arrastre de cadenas. Del calor y del frío… de inviernos y veranos.

Háblale a mi Alma, que ella entenderá. Háblale como a un niño, sin nombrar palabra.
De tus columnas llenas de musgo, de esos pilares que te guían. Háblame de las pendientes, de los asaltos perdidos. Del polvo ardiente y las hojas del frío. Háblame de aquel muchacho, de su firme afán. De sus retos, de sus faltas, de su hambre por marchar. Háblame del espacio, del que anudas con tu rumbo. De los muertos del pasado, de la pena del herido, De la lluvia recurrente, del regreso de aquel crío.

Háblame, camino, háblame... que en silencio yo te sigo.

Travis (1)



Me llamo Travis Snow, tengo dieciséis años, y he venido a denunciar un crimen.

Somos todo oídos. Tú dirás.

Pasó tras el terremoto... ayer. Yo había salido a ver que pasaba. En casa todo se movía, y mi madre estaba verdaderamente asustada. Nunca había vivido uno y da bastante miedo. Fueron a penas treinta segundos, pero se hizo interminable.

¿Ayer dices? No he oído nada.
¡calla! Continúa...

Como decía, en casa había mucho miedo. El suelo de las habitaciones estaba plagado de cosas desparramadas. Comida y cristales en la cocina, champú y cristales en el baño, ventanas y crist... bueno, muchos cristales sobre todo.
Cuando salí fuera habían tres personas delante de casa. No conocía a ninguno... hasta esta tarde, claro.
Los tres se miraban como se estudian los que van a intervenir en un duelo a muerte.
Mientras todos corrían de un lado para el otro, sin rumbo ni sentido, ellos parecían vivirlo a cámara lenta.

¿Un terremoto?

¡Calla!, déjale terminar... adelante.

¿Es sargento, verdad?... Ok. Mire sargento, estoy aquí por mi madre, si fuera por mi estaría callado hasta el día de mi muerte. Casi nadie dice nada que tenga un poco de sentido o que no tenga que ver con los consabidos programas de televisión basura. Estoy haciendo un gran esfuerzo, y además, creo que a usted le debería interesar, por la cuenta que le trae.

¡¡¡¡¡¿Qué?!!!!!

CALLA.... sigue por favor.

El hombre que estaba frente a los otros dos sacó una placa de su bolsillo y la mostró levantando el brazo. Antes de que pudiera decir nada, el más corpulento de los otros dos preguntó: ¿Qué quieres? a lo que éste le respondió: inmunidad, mientras el tercero soltaba una carcajada. Entonces el corpulento le mandó callar. El que se reía se enfadó muchísimo, su cara estaba roja de ira, saco una pistola con el mango nacarado y se cargó a los otros dos a sangre fría.

¿Y tú vistes todo eso?

Claro.

¿Y ellos te vieron a ti?

No podían.

¿Estabas escondido?

No.

¿Pero lo viste?

Sí, aunque tuviera los ojos cerrados.

¿Qué?

Sí, cuando tengo estas visiones, tengo que cerrar los ojos. Las veo mejor.

¿Visiones? ¿Estás de broma?

Ya le dije a mi madre que no me creeríais.

¡Mierda!

Espera un poco... ¡a ver! ¿Dónde están los cadáveres?

En ningún sitio todavía.

¿Cómo que todavía?

Sí, la visión la tuve ayer, pero el crimen se cometerá hoy, si no no se llamaría visión, si no realidad.

Y además gracioso el crío.

¡Espera, espera!, es muy bueno. Entonces ¿el terremoto se producirá hoy?

¡Dentro de dos minutos!

Ja, me parto.

CALLA...

Estoy hasta los huevos de ti y del crío, voy a fumar.

Sí, sal a que te dé el aire.

Un minuto....

¿Todavía sigues con eso, chico? Tiene su gracia, pero te estás pasando.

Es su pellejo el que está en juego...

¡¡¡¿Qué has dicho?!!!....
Joder, que está pasando. ¡Mierda! ¡Salgamos, cuidado con los cristales!

Teniente, teniente.. se ha escapado Joe.

¡¡¡¡¡¡¡¿Queeeeeé?!!!!!!!

jueves, 3 de septiembre de 2015

Monologando


Juanjo Maceo Verona, llegó al mundo por un estornudo. Quedó colgado de la entrepierna de su madre durante diecisiete minutos: los que necesitó la policía para desahuciar a su familia.

Una llegada así no la puede olvidar una madre en la vida. Estaba convencida que aún le quedaban varios días... (no estaba al día de los desahucios Expres)

Esos primeros minutos cabeza abajo, fueron premonitorios. Su vida fue siempre del revés. De hecho, se asustó tanto, que parecía no querer salir, e hizo todo lo posible por no abandonar el útero.

Cuando el médico le dijo a su madre que el niño estaba agarrado al cordón umbilical, ella renegó de su profesionalidad. ¡CON LAS MANOS! le gritó, no entendiendo por qué se reía histérica. Nunca ha habido un parto tan largo, ni antes, ni después de Kareem Abdul-Jabbar.

Tres días con sus noches. Fue su madre quien tomó la decisión. !romperle los nudillos, por Dios! cansada de no poder cruzar las piernas y de ver su diminuta cara apretando las encías rabioso.

Otros tres días tuvo que esperar hasta que su madre se recuperara para probar su primer bocado.

Al despertar, recostada en aquel mugriento banco del parque, lo primero que vio fue la tierna felicidad del rostro de su retoño... tras desplumar a tres vagabundos setecientos euros en monedas, jugando a las cartas. Ese fue el primer contacto madre e hijo, ¡inolvidable!. El segundo fue más doloroso... cuando le enseño el pecho.

Ah, y también había una gata aullando de dolor, con sus cinco crías hambrientas que los miraban erizados de la rabia. Pero esa es otra historia.....

miércoles, 2 de septiembre de 2015

La nieve cayendo despacio


Intenté escribir sin tener clara la idea. La tarde era vientre, manantial. Pero mis dedos repiquetean.

Un sonido, una voz, una luz, sobre aquella llanura exigua. Armónicas letras en comunión, y parir una primera línea.

Intenté recordar el dolor, la presión de tantas ausencias. La tristeza, el temor,.unos cuantos jadeos, tantas carencias.

Y lo único que convocó fue aquel desierto blanco. Aquella página vacía, la nieve cayendo despacio. Y tuve frío, y me encontró el letargo. Y cerré mis ojos al precipicio y me dormí sobre mis manos.

Abrazo de luz


Pieza amada de blanco parpadeo, de guiño engañoso, 
de lapso circundante y claroscuro. 
Melodía sutil que escribe en el mar.
Amante juglar que ronronea mis día.

Pieza lujosa en rincón preferente, de alas recogidas, 
impaciente y nerviosa por desplegar.
Paseo ilustrado que inunda el espacio.
Abrazo de luz hipnótico al recreo.

Luna ilustre, dejadme besarla, que tiña mis ojos de ratos de amarla.
Luna privada, dejadme disfrutarla, que sienta que soy su tela de araña.

martes, 1 de septiembre de 2015

En tu desnudez


Imagina que hoy es tu último día de vida, 
que el reloj ahora marche al revés. 
Pasarías otra jornada anodina 
o te cambiarías los zapatos de pie.

Qué me dices de los instintos, 
de la excitante y básica necesidad. 
Tender la mano, hacer sacrificios, 
o coger un arma y ser muerte voraz.

Imagina que el reloj sigue perdiendo, 
que la arena ya oculta tu fe. 
Y sí no hay agua que limpie tu verbo, 
le abrirás la puerta a otra sed.

Que te parece quitarte la ropa, 
andar descalzo por última vez. 
Buscar el elemento que la vida provoca, 
y volver a ser Universo en su desnudez.

lunes, 10 de agosto de 2015

Es ella y no otra


Y es la luna compañera de recuerdos y quimeras, 
de los pasos que perdimos entre las faces que rindiera. 
Y es escarnio y veladora, y por instinto madre incierta, 
como el sonido de ese llanto, el que irradio dicha primera.

Y es mano protectora y racimo bien maduro, 
tácita su esperanza, en la cara de lo oscuro. 
Y es rumbo y buhardilla y por defecto predilecta, 
de un aullido, de un soneto, de una turba que protesta.

Y es la luna mi guarida, mi patio con geranios, 
espejo de mi mundo, distancia en mis espacios. 
Es la misma plañidera, esa voz amarga y dulce, 
la que mientras triste callo, siempre inunda lo que ocurre. 

Es ella y no otra, la que suma y nunca elude.

Espera


Espera, creo que la brisa quiere regresar. 
Arrimando el hombro, 
pero como un amor lejano, 
sin rostro al que sujetar.

Espera, creo que le acompaña la alborada. 
La luz de una nueva mañana, 
arrastrando olor a vida en un tren de amabilidad.

Espera, un gorrión también se ha sumado. 
Ahora hay voz además, 
su canción anima a andar, y cómo evitar.

Espera, hay algo detrás. 
Puedo escucharlo aunque mis ojos no me sirvan, 
alto y fuerte se despereza y todo quiere dominar.

¡Espera, un momento!... Ciudad.

Luna diurna


Es mi presente, este mar azul turquesa, descomprimiendo razones, obligando a insistir en las ganas: las mismas que me traen aquí cada mañana, tras ese sol sólido e indolente, juzgando sin parar.

Es mi presente, esta playa apartada, con sus aguas doradas, quien me explica que la vida solo es deriva en un inmenso mar: con trozos de paz esparcidas, y mientras llueven sentimientos que empapan mi deambular.

Es mi presente, bajo esta luna diurna, la que impone mil preguntas incapaces de encarar, y vuelvo mi cara al sol recogiendo la energía necesaria para saltar al agua fría que me impregne de realidad.

Es mi presente, en este día encantado, removiendo lo acotado: lo que me hace reflexionar, y la luz, el mar y esa luna, atrapando mi alma insegura, me hacen soñar... urgente, como lo es mi presente.

En ese agua turbia


Estoy seguro, moriré un día de lluvia,
uno de esos impropios que tanto detesto.
Será como al nacer, pero huyendo de la luz,
sin clamor de sonrisas, en ese agua turbia.

Estoy convencido, y no será muy tarde,
el cielo ha vuelto gris este día de verano.
Los cantos se apagan, y el cristal repiquetea,
los motivos no importan, eso ya se sabe.

Estoy tranquilo, tengo plena consciencia,
para todo hay un final, un cierre.
Dejaré mis libros cuadrados, y este triángulo amoroso.
espero no sentir dolor… cuando llegue mi ausencia.

martes, 28 de julio de 2015

Vivir perdido


Perdido en un bosque de mentiras,
mis manos sangran ríos revueltos.
Y si la espesa bruma oculta tus heridas,
ni el día ni el sol otorgan criterio.

Perdido en la locura del vivir,
en la oscura morada de los sentimientos.
Oyendo voces, que como tú, quieren partir,
las resecas ramas arañan tus miedos.

Perdido como un niño,
entre la multitud avasallante.
Sus gritos suenan tan fríos,
como agobia su espesura delirante.

Perdido en este bosque de mentiras
me siento a ver pasar la vida.
Y cuando muera… algún día,
alguien escuchará mi grito entre sus ramas podridas.

Luz de luna


Cuando mi calma se pierde, la busco incesante.
En el agua insaciable, su beso no miente.
Y alzo el rostro encarando este lado,
invariable, anhelado, donde saciar acomodo.

Impertérrito el otro, nos esquiva huraño,
evitando su baño, de inaccesible Tesoro.

¿Dónde estás luz de luna, cuándo solo queda espacio?
Cuándo enquista el letargo, porque tu rostro se esfuma.

Y engaño al olvido,
y mis manos te imploran.
Tú, como juguete prohibido.
Tú, mi inalcanzable señora.

Tú, con tu rostro adolescente, abrupto e iluminado.
Tú, con las aguas enredando en nuestro presente.
Placida virtud como madre paciente.
Admirada y ferviente, es tu pálida luz.

Cuando mi calma se pierde, la busco impaciente.
Y espero somnoliente, volver a verte.
En las aguas tranquilas de este mar inacabado,
Pintas con agrado, sobre mis heridas.

¿Dónde estás luz de luna, cuándo solo queda espacio?
Donde queda un sabor amargo, como una vacía cuna.

Doce Mayos



Mayo fue el lugar perfecto,
y tú, mi Estanque Dorado.
Llegué, ya excavado mi hueco,
pero tus besos lo negaron.

Junio se alzó como el viento,
azotando un amor en días bajos.
Fugaz, como el nido expuesto,
tus ojos, lo iniciaron

Julio y agosto, clamando victoria,
con risas y pasión, remendaron la brecha.
Que infames estos días de gloria, 
tu piel se empapó con mis metas.

Y ahora ha llegado septiembre, 
y el Estanque se ha desbordado.
¿Por qué las personas se mienten?
No hay lugares perfectos, ni doce Mayos.

viernes, 24 de julio de 2015

Mis líneas rectas


Dibujé una línea recta y la prolongué día a día.
De ella no salía ni en mis horas muertas.
Me llamaron los ángeles, me apretó el corazón,
A que la desdibujase o curvara mi intención.
Yo tan solo quería ser fiel a mis actos,
No sintiendo fracaso, ni esquina confería. 
Nadie podía intuir hacia donde la trazaba,
Alborada tras alborada, sin ninguna rehuir.
Ni nadie me dio razón, otorgándome prepotencia, 
Y reí por su ausencia, y lloré por pundonor.
Ahora junto a ti, en mi única intersección,
Te entrego todo mi amor, y la vida que sufrí.
Y de curvas me llené, nunca más hubo rectas,
Tú, simple y perfecta, como las líneas que dibujé.

No recuerdo


No hay claridad más absoluta que la de un nuevo día. Tan rotunda como aquella primera cuna encharcada donde la química construyó al hombre.

No hay espejo más sincero que los ojos de quien te ama, dando razones mientras el resto espera tu debacle.

Nunca imaginé que el invisible viento pudiera traer tanto daño, refugiando las esporas que la primavera vierte en busca de nuevas tierras.

Nunca tuve intención de olvidar aquellos días amargos. Los que alimentaron el odio negando la palabra. Tristes como el rostro del hambriento. Como el desconsuelo de quien despide a un ser querido.

No recuerdo sentir nunca la indiferencia que se ha anclado en nuestro efímero mundo, donde el crédito es económico y la verdad tan solo una palabra bien sonante.

No recuerdo haberte dicho adiós esta mañana.

Ni por qué sigo acostado aún.

martes, 21 de julio de 2015

Si llego


Si llego ¿hasta dónde?
¿Dónde acabará mi sed?
El futuro es un lugar tan enorme,
y no sé si encararlo querré.

Si sueño ¿hasta cuándo?
¿Cuándo acabará mi reclamo?
La ilusión es un cadáver andando,
donde los días son esclavo y amo.

Si miento ¿hasta quién?
¿Quién responderá a mis miedos?
El disfraz envuelve el vaivén,
del que quiere esquivar el tiempo.

Si huyo ¿por qué y cómo?
¿Por qué la necesidad de ir?
Teniendo un mundo al que asomo,
mis pasos desertan de ti.

Ahora las preguntas añoran,
un sentido para vivir.
Acotando un aire que implora.
¿Querré ser esclavo y amo en el tiempo, por ti?

lunes, 20 de julio de 2015

Así vivimos nuestro amor


Viérteme como la sidra,
que mis lágrimas rocen tu vaso.
Cayendo buena parte al suelo,
y el resto entre tus manos.

Inclina la botella,
que el sol incida en sus reflejos.
Que mi piel se sirva de ella,
como el mar, de los sargazos.

Disfruta de ese caldo,
que la manzana fiel provee.
Como mi amor ansía dolor,
cuando exprimes mi querer.

Viérteme cuanto quieras,
así vivimos nuestro amor.
Y aunque nadie nos comprenda,
tú, cáliz y yo, licor.

jueves, 16 de julio de 2015

Callado, observa


En algún lugar de mi córtex
se acaba de activar tu imagen.
Sin aviso, sin necesitar,
sin ganas de retomar este viaje.

Y como un fondo de pantalla, 
se ancla en mí, ansiosa.
Delante, en vanguardia,
Exhibiéndose caprichosa.

Y ahora me cuesta pensar,
en cualquier cosa que no seas tú.
Ahora, que ya estaba bien,
te distingo entre la multitud.

En algún lugar de mi córtex,
hay algo que se ha roto.
Y mi corazón callado, observa,
cómo brotas otra vez por mis ojos.

Me estremecen


Hay muchas cosas que repele mi alma,
Otras, sin embargo, son inasumibles.
Distantes escenas que arañan cercanas,
Y voces etéreas, tan lúcidas como inservibles.

Hay cuestiones que sacuden por faltas,
Otras, sin embargo, por su dura presencia.
Radicales libres en una dulce manzana,
O el valor indomable de la inconsciencia.

Hay disputas que son sorprendentes,
Otras, sin embargo, merecen su espacio.
Las tierras que nunca han tenido descendientes,
Y los derechos, que nunca visten de blanco.

Y hay veces que cargo demasiadas preguntas,
Sin dejarlas marchar, ancladas al cobijo.
Y me estremece su imagen difunta,
Y me estremece, porque nos parió once hijos.

martes, 14 de julio de 2015

Alzar, alzar



Alzar la mano
En el punto sin retorno
Equidistante al viaje 
Imparable del ave
Huyendo del otoño

Alzar la voz
Como último grito
Semejante a la riada
Intensa en su nada
Y su verbo maldito

Alzar la mirada
Cuando el temor consume
Conforme iniciar una guerra
Con nubes que aterran
Y aún rostros que unen

Alzar la prueba
Cuando lo exige la mente
Cuan novela parida
De noches sin días
Palpable y presente.

Alzar, alzar, sin rubor…. ni piedad.

Caminos que andar




Hogar y destino
Llevados y traídos
Entretejidos, sufridos
Entre la humanidad.

De fríos, de sed
De infinitos por qué
Por amor o desdén
Y de simple verdad.

Caminos de vientos
Impuestos, violentos
De tantos recuerdos
Incluso a negar

De regresos insanos
Futuros lejanos
Surcados en las manos
En las mismas que ahogar

De huidas imparables
Retornos negables
De escuchar cuando hable
En su eterno andar

Caminos que anduve
Con miedos que eludes
Bajadas que suben
O de simple caminar

jueves, 9 de julio de 2015

Amanece (Micro)


Amanece otro día ante mis ojos mientras me atrapan aún las imágenes difusas del agradable ensueño. Los retóricos sonidos mundanos llaman a recobrar una nitidez recelosa en mi mente y el calor de la cama atrapa mi cuerpo hacia los recuerdos más amables entre espejismos. Adormilado, paso la hoja definitivamente de mi reconfortable armadura nocturna quedando expuesto a la recia temperatura ambiental. Poco a poco, recupero el rumbo: el mando de esta pesada nave que mantiene aún plegadas sus velas, y de repente….me doy cuenta que no he cambiado la hora, que aún me quedan sesenta minutos… y vuelvo a cerrar despacio el libro y hundo el barco sin miramientos y me pierdo en lo más profundo… z z z z…. 

¡Dios! ¿y si fuera domingo?

miércoles, 8 de julio de 2015

Ciudad, maldita ciudad


Al cielo miraba en busca de sus presas,
hay cientos volando y yo sin trabajo.
Los edificios parecían mirar hacia abajo,
cuando él más sacudía su cabeza.

Vagando por la ciudad, las grietas de las aceras lo guían,
hacia la zona tardía, donde falta humanidad.
Y los toldos de las terrazas le quisieron avisar,
si no para su andar, volverá roto a casa.
Distraído en un escaparate, ellos seguían aventando,
eufóricos, llamando y él continuó adelante

Un parque detuvo su caminar,
y en el centro se apostó.
Alzó los brazos y calló,
mientras la gente paró a observar.

Surgieron risas y aspavientos y él ni se inmutó,
hasta que una piedra cruzó rozando sus pensamientos.
-Quieto, quédate quieto-, se dijo para adentro,
hasta que la segunda tuvo acierto, quebrando su reto.
Medio brazo cayó al suelo y al hacer el movimiento,
hubo tercer lanzamiento, y la última dio miedo.

Los toldos lo vieron pasar
cabizbajo hacia las afueras.
Y tristes quedaron sus telas,
como el viento sin soplar.

El parqué dejó tan atrás, como le alejaron sus temblorosos pies.
Maldita capital, gritó sin detener, ¿por qué no podrá un espantapájaros trabajar en la ciudad?

viernes, 3 de julio de 2015

Ni la lluvia que quemaba


Mientras el segundero avanza,
y el huraño miedo se enquista.
Los ojos muestran prisas,
tras la esquiva esperanza.

Y el Tic Tac engulle sentimientos,
viendo galopar a la razón.
Y por fin vio el rostro del viento,
hacer desaparecer el sol.

Ni la luz, ni el estallido,
ni la carne desgarrada.
Ni las sombras radioactivas,
ni la lluvia que quemaba.

Aquel pescador no construyó sus lágrimas
sintiendo que el mundo se acababa.
Su llanto enmudeció a la palabra,
al ver que su mar se evaporaba.
………………………………..
Moraleja: tantas imágenes de desastres endurecen nuestro corazón, 
y no quisiera que llegara el día… en que lo yermo sea yo.

miércoles, 1 de julio de 2015

Ángel - Microrrelato

Extraída de Google

Hay un amigo que me viene a ver todos los días. Yo lo llamo Ángel. Es mayor que yo, pero su mente solo asumió los nueve primeros años de su vida. Su apariencia no concuerda con su mirada: sensible e inocente. ni ésta con su voz: armada y tronante. A veces trae papeles alborotados bajo el brazo y vocifera su conversación enquistada. La gente que lo escucha volcar su perorata a viva voz, se siente intimidada por su corpachón de bandolero, pero él hace caso omiso, “bueno, ojala pudiera comprender lo que significa esa palabra y desatender los insultos que lo quieren acallar”.

Siempre tomamos café; él cortado, con leche desnatada y un porrón de azúcar: como si fuese el último que tomará en su vida. Es un sibarita que no perdona nunca la formula exacta para servir un buen cortado: un tercio de café por dos de leche. Estoico ante las disculpas del camarero hasta que está a su gusto. Yo me callo hasta el preciso segundo que lo degusta por completo, arrastrando la amalgama dulce final hacía su boca con la diminuta cucharilla. Sé que nunca lo podría tomar estando sólo. Esa liturgia, aromática y empalagosa, la disfruta como lo que es, un niño. Un ritual inaccesible que lo calma del lío arremolinado de su transmutada mente. Luego se va como la última ave migratoria, dejando un vacío difícil de explicar.

Hace un mes me enteré que padece diabetes, desde entonces hemos adquirido otro ritual, el té: verde, con maravillosas frutas del bosque. Y para él, con un porrón de sacarina.

jueves, 25 de junio de 2015

No recuerdo



Nunca recuerdo mis sueños nocturnos,
la luna le oculta al Sol sus cartas.
La noche, hacia sus sombras arrastra,
mis cuentos de amor, quizás monstruos absurdos.

No recuerdo haber envejecido,
ni estos crueles surcos de mi piel.
Las manchas que han florecido,
apartan mis ojos, y desmiente mi ayer.

Nunca recuerdo tu nombre,
y tu sosegado rostro me crea impaciencia.
Tu voz me lleva hasta un aislado borde,
del que quisiera saltar y dejarte mi ausencia.

Ya no sé lo que son los recuerdos.
mis pesadillas viven de día.
Ya mis arrugas no sienten tus besos,
y cuando me pierdo, comienzo otra vida.


martes, 9 de junio de 2015

Juntas...


Aquí vuelven las lágrimas a susurrar un nuevo perdón.
Hasta aquí llegan sus ecos.
Y no hay ensueño que las impida, necesitadas de sangre.
Gotas enormes llenas de miedos, rancias de temor.

Hasta aquí he evitado las mías, encarceladas, retenidas.
Hasta aquí llegó el custodio.
Y ya no pueden parar, la llave está girada.
Un pozo lleno de odio, desbordando las heridas.

Juntas, caen al suelo
Juntas, nos vuelven a mirar.
Juntas, retienen el tiempo.
Y todo vuelve a empezar.

Aquí vuelven las lágrimas… a nuestra vida derramar.

Juntas, caen al suelo
Juntas, claman su voz.
Juntas, retienen tu vuelo.
Y vuelven a enquistar el amor.

Cuando el mundo calla


Cuando miras esperando que te devuelvan la mirada, casi nunca ocurre nada. Y cuanto más lo deseas, más pierdes la esperanza. 
Unos ojos que respondan, que contesten tus preguntas. Un espejo que comprenda 
o refleje lo que buscas.
Pero a veces el mundo calla para reservarte su silencio. para que abarques sin sus riesgos el mayor de los espectros. Y donde creías no ver nada surge un guiño, un batir de pestañas.
El rocío embriagador de una tela de araña.
Y aunque dure un fragmento, un efímero segundo, te conviertes en oráculo
 de tus miedos más absurdos.
Es por eso que cuando mires esperando que te devuelvan la mirada, 
intenta llevar respuestas y no preguntas desesperadas.

lunes, 8 de junio de 2015

Hay veces



A veces me arrimo a la hoguera,
si hay causa mordiendo mi alma.
Y sonrió si contengo las ascuas,
y lloro cuando todo se calma.

A veces presiento el espacio,
y la gravedad que incluso lo pliega.
Y sigo cuanto todo es en vano,
y me paro ante las apariencias.

A veces el frío me reconforta,
cuando huyo del delirio humano.
Y me pierdo en el verde protector,
y me encuentro en su amor tan cercano.

Hay veces que siento un vacío,
que presiona hasta perder la sonrisa.
Y hay otras que surge un milagro,
y lloró... de pura alegría.

Tres colores en mi memoria



Azul fue mi primer recuerdo, 
ese hermoso, apacible y ficticio color.
El sol y la atmósfera me lo regalaron, 
junto al mar, la playa y tu rostro de dolor.

El segundo fue su ausencia,
el oscuro hueco donde caí.
Cuando tu mente toma plena conciencia,
de ese amargo silencio cuando se aleja de ti.

Y el último ha sido el gris,
tras las lágrimas de tu despedida.
Tus bellos ojos me han dejado cicatriz,
exhalada la fuente que me dio la vida.

Nacimiento, miedo y muerte,
tres colores en mi memoria.
Con ellos se ha dibujado mi suerte,
¿Cuales pintarán tu historia?

¿Por qué transitar?


Miro al río y veo la vida, insaciable y derrochada. Sin vuelta atrás, como un camino recién vallado. Una cinta transportadora sin botón de anular. Observo sus vertientes, anclajes de un pasado de rápido olvido: un mal recuerdo del que quisieras escapar.

Miro el agua y veo el día a día, peleado y caprichoso. Sin tiempo de parar. Rodeando los enquistados problemas, entre salto y salto, entre roca y roca. Observo cómo se agita, asumiendo cada nuevo golpe. Y me fijo en el desgaste de sus piedras, presintiendo, poco a poco, su final.

Y miro el bosque y las montañas, el escenario perfecto. El hogar de tus sueños donde descansar, apacible y armónico, sin miedos que acallar. Su sosegada llamada, de inevitable escuchar.

Y ahora miro hacia mi interior y me pregunto ¿por qué ser río, y tener que transitar? ¿ por qué no ser camino, llano o cima, incluso ciudad?

jueves, 4 de junio de 2015

Y les vi...



Anteayer me vestí de blanco, impolutos brillaron mis ojos,
y solo veía futuro, la razón se confió en mi guía.
Olvidé el día a día y empecé a compartir bancos.
Quería notar el poder con mi mano levantada,
alcé mi palabra y les vi ceder.

Ayer me vestí de negro, la doctrina se hizo dermis,
que impávida desazón, sentir solo el ayer,
Los recuerdos escruté, les cité en el miedo.
Quería notar el poder con mi mano levantada,
alcé mi palabra y les vi perder

Hoy voy desnudo, a pecho descubierto,
Y revelé que el viento, acaricia por doquier.
Mi alrededor disfruté, y el aire era puro.
Quería notar el poder con mi mano levantada,
alcé mi palabra y les vi desentender

Mañana… quizás lloraré.

Recuerdo a María


Recuerdo a María con sus gafas espaciales,
perdida entre sus mágicos libros,
tras su inmensa risa torcida
y las largas ondas de sus bellos rizos.
Recuerdo su escasa paciencia,
mirando al infinito en busca de algo,
que nunca crecería en la tierra,
aunque se estrechara el espacio.
Recuerdo seguirla por otros mundos,
que aunque inciertos, te hacía notar,
por caminos exentos de miedos,
bendita alegría tan parecida a amar.
Recuerdo cuando me miraba,
y cuanto le gustaba rozar mis labios.
Nada nos unió tanto,
como dormir entre mis brazos.
Recuerdo a María detrás de sus gafas,
Soñar con que algún día se despediría
del suelo y volar a esos permisivos lugares,
que por más que mil lustros pasaran, a María amaría.

Amar y que me ames



Quiero verte mentir por no hacer daño,
alzar la mano con rebeldía.
Sentir como tu garganta se traga el engaño,
y como refugiados, sufrir la vida.

Llenar de piedras nuestro camino,
llevar al límite nuestras arterias.
Llorar al acabar el Castillo de Naipes,
y reconstruir riendo, cuando se quiebra.

Quiero ver sangrar mis heridas,
que los días mueran de celos.
Y al apagarse la luz del día,
reclamar la paz de un solo beso.

Y como a pasos agigantados,
zigzaguean nuestros delitos.
Cuando ante el brillo de tus hermosos ojos,
muerto de miedo yo me arrodillo.

No quiero la cajita de regalo,
ni el lazo perfecto.
Quiero espiar tras tus esquinas,
y descubrir cual es tu precio.

¿Para qué anhelar el amor de rutina?
el que apuñala al rostro a la pasión.
Si lo que quiero es amar y que me ames,
y no presuponer que ya tengo tu amor.

miércoles, 3 de junio de 2015

Por si vuelvo a pensar en ti


He vuelto a invertir en el infinito espacio de mi amor,
la razón no es escusa para evitar las miradas.
Ya no suenan mal el llanto y la palabra,
he vuelto a ver parpadear la luz del detector.

Vuelve el desierto a mis ojos,
y su cálida paz adormece mi rabia.
Ya no siento al perderme en la hojarasca,
ser parte de mis donados despojos.

Demasiadas habitaciones vacías,
ya las ventanas han desaparecido.
Y hasta el hueco de mi ombligo,
ya no es centro, hogar, ni vida

Vuelvo al sitio correspondido,
a la silla que preside la mesa.
En el camino no me siento ya presa
de la mitad de ese mundo podrido.

He vuelto a invertir en mí,
en la parte interna que siempre quise.
Y dejaré a la luz mis cicatrices,
por si vuelvo a pensar en ti.

martes, 2 de junio de 2015

Cierra los ojos...




Cierra los ojos… 
intenta recordar,
aquellos miles de rostros, 
en la pared de tu hogar.
Las lágrimas de tus joyeros,
tus cuentas y cuenta hasta diez,
todos tus hermosos sombreros,
y las cartas a Daniel.

Cierro los ojos… 
intento recordar,
los pósters de las motos, 
en la pared de mi hogar.
Las guitarras como percheros,
mis cuentos y cuento hasta diez,
todos mis sueños guerreros,
y las cartas de Inés.

Ahora cierro los ojos… 
e intento recordar,
aquellas miles de fotos, 
en la pared de nuestro hogar.
Las lágrimas y nuestros miedos,
nuestros cálculos y calculo hasta diez,
antes de mirarme en el espejo,
y soñar que a mi lado estés.

viernes, 29 de mayo de 2015

Por duplicado


Ya veis, dicen que todo lo que obtienes por duplicado es bueno. Permítanme decirles que no estoy de acuerdo. No todo lo recibido, en doble medida, tiene que ser una buena noticia. Pondré unos ejemplos. Enfermedades, golpes del destino, infelicidad, etc…

Mi caso no es que sea extremo, aunque tampoco podría considerarse como anormal: soy gemelo. Ya puedo imaginar las risas en vuestras caras, pero en verdad que no es para reír.

Nací trece minutos y cincuenta y dos segundos después que mi hermano, cuando la alegría de su nacimiento era total y eufórica. Por el contrario cuando llegué yo, sin que nadie lo esperase, los rostros de asombro mataron aquel júbilo espontáneo de la llegada de ese primer hijo. Mi primer contacto con el mundo fue ver aquellos pasmados rostros. 

Ya, meses antes, la lucha por hacernos un hueco en el pequeño cuerpo de nuestra madre fue titánica. Pasé ciento cuarenta y siete días con su pie golpeando mi cara a ritmo de las obras maestras de Johann Sebastian Bach. ¿Os vais haciendo una idea?

¿Os gustaría ir al cole cargando con vuestro espejo? Vestidos idénticamente, y sin poder elegir. Nada más fácil que levantarte y tener que buscar cada pieza del cuadro que hoy te han pintado.

En el instituto nos libramos por fin de esa rutinaria pesadilla, aunque surgieron nuevos desafíos que pusieron a prueba mi ocurrencia de pedir una orden de alejamiento. Tuve cuatro peleas, y ya no íbamos conjuntados. Una de ellas por culpa de mi hermano. Bueno, una de cuatro tampoco es tanta su culpa, pero claro si la comparamos con las otras tres: verbales y de bravucón, la suya me dejó la única diferencia por lo que a día de hoy nos reconocen quienes no nos han visto en la vida.

Una paleta, un colmillo y dos premolares, que han hecho que reír sea un ejercicio de interior. 

Pero si os digo la verdad, nada de eso tendría importancia si no fuera una constante en mi vida. No teniendo suficiente con lo que te ocurra a ti, tener que lidiar con las de alguien que, a no ser por la apariencia física, poco nos legó el haber permanecido nueve meses en la misma celda.

Hoy va a ser el peor día de todos. Hoy se casa él. Tendría que estar alegre, por fin se va de casa, ¿no?. Pues tampoco. Anoche fue noche de despedida. Creo que ha rozado el coma etílico. Y no es verdad eso de que por ser gemelos sintamos telepáticamente las mismas cosas. Yo me fui a las doce y he dormido a pierna suelta. Pero claro, su teléfono sonó a las ocho de la mañana.

Era ella, que quería saber cómo estaba. He tenido que aprender a fingir su voz, que remedio (el colegio – las llegadas a las tantas – nuestra tía Erminda).

Fui en su busca, sabía donde había dormido. Jacinto es todo menos una persona con orden en su vida. Allí estaba, botados ambos sin poder articular acción ni palabra.

Por eso digo que hoy será el peor día de los veintitrés años que llegamos a este mundo. Tendré que casarme con ella… y aunque no tengo ningún motivo para ello, solo espero que nadie me haga reír. 

miércoles, 27 de mayo de 2015

Cien días de dudas




Ando recomponiendo mi Diario
del roto arrebato que aún perdura.
Octubre mató a noviembre,
y rodeando mis pies, cien días de dudas.

Septiembre robó nuestro viaje,
se lo llevó hacia la alfombra.
El mar, el barco, la sangre,
y los vestidos de mi memoria.

Ando recomponiendo mi Diario
desde el túnel de mi Alzheimer.
Y con mi mente colgando de su tren,
Octubre olvidó a septiembre.