miércoles, 29 de abril de 2015

Mi gran defecto


A todo le pongo azúcar, 
¡me encantan las sonrisas!. 
Si puedo revivir alguna, 
la Misa sea dicha.

También tengo el dedo fácil,
para la casilla de eliminar.
Pero lo espolvoreo bien todo,
antes de dejarlo marchar.

En la serenidad del sueño,
recuerdo lo malo del día.
Y hago mis propios apuntes,
no desestimo su valía.

Si tengo que pedir pido,
el pedir no me avergüenza.
Y pido perdón enseguida,
si desorden he cometido.

A todo le pongo azúcar, 
y gasto el cien por cien.
Si creo que vale la pena,
todo estará bien.

En mis argumentos, mis elegías,
hay azúcar, pimienta y té
Me gusta que tengan alma,
y una crítica de sostén.

Soy de dar y dar,
y cuando acabo más,
Nunca me paro a pensar,
qué, de malo, me traerá.

Unos días son de amor,
otros, de mis infiernos.
Las Musas bombean mi corazón,
y yo azúcar, vierto y vierto.

Hay una capsula en mi cerebro
pequeña, pero importante
Donde se cocinan remordimientos.
y casi siempre está que arde.

Por eso le tengo cariño,
nunca me deja llorar.
No creo en el olvido,
no hay resta que impida sumar.

A todo le pongo azúcar,
¡no!, no a todo, miento
El café me gusta amargo,
Ese es mi gran defecto.

Hijastra del Derroche


Sucia amanece la ciudad mordiendo los tejados. 
Triste sombrero en día de luto.
Encierra al caminante en plomiza incertidumbre, que arrastrará el día bajo sus pies.
Anhelamos el viento y su rabia. ¡Al Huracán si fuera preciso!
Sucia labor su respirar, que amamanta al enfermizo.
Como una mano muerta, sin continencia cayendo a plomo.
Que estrangula, que oprime.
Anhelamos la lluvia y su embriaguez.
Sucio el color, que no es día ni es noche.
Indecente la polución, hijastra del derroche.

martes, 28 de abril de 2015

Una vez me enamoré, de una niña… del demonio



Ustedes nunca estuvieron, 
tan cerca como yo.
Ni vieron mis mariposas, 
perdiendo la razón

Una vez al día, 
vivía mi amor.
Solo cuando la veía, 
latía mi corazón.

Sus ojos azules, 
su piel blanquecina.
Su pelo moreno, 
y la sirena, mi espina

En la fila del recreo, 
Alfas y Omegas.
Ella era el Alfa, 
y yo su pareo

Apenas diez minutos, 
sintiendo aquel ardor.
No escuchaba sus insultos, 
su pelo volaba mí alrededor 

Yo siete y ella ocho, 
los géneros tan lejos.
Y el rubor de mis sonrojos, 
ahogando mi pecho.

Sus palabras convertía, 
en agua, miel y oro.
¿Qué estás mirando, bobo?, 
eran mis “Buenos Días”

Una vez me cegué, 
por la luz del Pandemónium.
Una vez me enamoré, 
de una niña… del demonio


lunes, 27 de abril de 2015

En el filo de esa cuchilla



El dolor le inclina,
y el alma se aferra.
Los largos besos equilibran,
su paciencia tiembla.

Y en cada hombro las preguntas le mienten.
¿quieres seguir sufriendo?
¿y si a mitad te arrepientes?

Una duda en el borde antes de saltar,
una imagen, un perdón, un te quiero.
Un paso atrás remueve tanto, 
imposible contraer el miedo.

El aire fresco lucha con todas sus fuerzas, 
su último llanto quiere secar, 
no le merece verle saltar, 
no lo merece la vergüenza.

En el filo de esa cuchilla, 
todo son malos recuerdos. 
Su mente marchita no quiere levantar,
las alfombras que custodian anhelos.

Y en el último tramo... nadie reclama. 
¿cuánto pagaría ahora... por el calor de una mano?

Y el pañuelo lleno de nudos


Como no, las nubes aparecen de nuevo, 
como no, el sol se intuye. 
El rumor del río y el canto del ave, 
como no, y yo en el centro.

El mi circulo perfecto cada cosa funciona. 
Un escenario de amuletos, y quien no valora.

Otra vez se vienen conmigo, 
otra vez soy perseguido. 
El viento y la bruma traen el frío, 
maldito ese par que endurece mi hastío.

Yo no los quiero, repudio de ellos.
En mi deshonor ¿Cómo deshacer un mundo entero?

Un dejavú tan recurrente, 
amarga flor en cuarto oscuro. 
Corre el sudor por mi frente, 
y el pañuelo lleno de nudos.

Los saludos, el café, las miradas cansadas. 
Mi dogma de fe, sentaré de nuevo en la misma parada.

Un acuse de recibo mientras voy a mi sitio. 
Ya sé que tú no ves lo mismo, yo solo pido mi armisticio.

No deseo ver el riostro del asesino,
no deseo ver morir la tierra.
Dejad que ande mi camino,
y que el bastón ilumine mi ceguera.

Emigrar de ti



Ayer emigré,
dejé atrás todos los espacios conocidos,
la angustia, los desaires,
todos quedaron en su sitio.
Y aunque no me reconozca nadie,
ni mis lágrimas les conmuevan,
mis lugares rellené,
se alejará mi condena.
He tomado el camino soñado,
ya no hay marcha atrás.
Un pie tras otro, 
y el dolor despacio se irá.
Ahora es mi turno,
aunque aun recuerde como llegó aquella cicatriz.
Espero que el bisturí,
aliente de nuevo mi orgullo.

Tan solo me queda que tú,
de mi cabeza también emigres.

miércoles, 22 de abril de 2015

Si ves la tierra morir


¿Con qué ganas fecundas un nuevo día? si apenas despiertas un ojo ves la tierra morir. Senil la alegría y de mesa desnuda.

Ya recibes la respuesta, sin tener hecha la pregunta: siquiera atención por cortesía o tiempo de hilar. Si la pérdida se escuda, quien quiera, que entienda. ¡Escucha!, te dicen, con el oído saturado, el pómulo cerúleo y enquistada la voz. Reflexiones en serie, y mira a otro lado.

¡Y estudia los clásicos y comprende sus pensamientos! de obligatoriedad y simple consumo, para acumular en depósitos, los despropósitos de sus miedos. Viviendo de lo que trae la marea, no necesito tus dudas. Sin ternura señalada, ni tus recias posturas acortarán mi espera.

Amé cuanto pude en su estrecha franja. Nivelada la balanza, ni aire retuve. Un día me desvié a buscar mi conveniencia. Orejas de burro y a enderezar mis laderas.

Ahora los hilos tensaron con fuerza. Cuando muevo mis pies, no los reconoce mi cabeza. En el fondo de este pozo he visto la luz. Ni hay amor tan hermoso, ni la soledad es su cruz.

Un día recibiré mi porción de esta tierra. Y ni en mi último instante replicaré a los gusanos. 
¡Ni alzó la mano. Que bueno que era!

¿Y cómo has de vivir, si ves la tierra morir?

lunes, 20 de abril de 2015

Me faltan abrazos


Los noventa días del verano
No fueron suficientes
Distraído en tender ambas manos
A la efímera luz del presente

Te perdí cuando más te quería
Cuando la palabra, sola, se intuye
Y el camino debía sembrar
Mientras el destino se construye

Te perdí pensando en mis cosas
Esas que ermitaño guardé
Trasladado entre un mar de hojas
Intentando dibujarme tu fe

Y ahora ya todo se hunde
En el pantano más cenagoso 
Donde pesa tanto el reclamo
De volver a mirarme en tus ojos

Y ahora solo recupero pedazos
Los que me robó el inquisidor estío 
Asustado y muerto de frío
En mis piezas me faltan abrazos

Los noventa días del verano
No fueron suficientes
¿Por qué me alejé de tu mano?
Sin ti ya no soy tan valiente

Protesto


Demasiados slogans lloviendo sobre nosotros,
demasiadas pancartas, demasiados mensajes.
Y no hay paraguas que contenga,
la inmensa catarata de tales alardes.

Y hay estudios para mejorar,
y hay estudios para sentir,
como el blanco camufla al blanco,
hay estudios para mentir.

Dicen que sobre el minuto setenta,
la película invierte en su gloria.
El segundo maravilloso del refresco,
queda impreso ya en tu memoria.

Y quiere convencer el padre
al niño que lo tiene todo.
Si no lo has de aprovechar,
más basura cubre el lodo.

El hábito no hace al monje
Ni el camino me hace quien soy
Por eso la pregunta es obvia,
¿De qué te disfrazarás hoy?

Protesto con todas mis fuerzas.
Protesto, y quiero clamar,
que los hilos de las marionetas,
me han hartado, y quiero cortar.

viernes, 17 de abril de 2015

Un día de estos



Un día de estos
Rutilante y caprichoso
Armado de rutina
Mordido por tu ausencia
Veré como se calma
El rotar de la tierra

Un día de estos
Cuando el azul sea un deseo
Lloviznado de desgracias
Escondido tras tu bruma
Veré como se apaga
El Sol que nos acuna

Un día de estos
Despiadado y ladino
Retorcido entre llantos
Enlutado tras tu siembra
Veré como se acaban
Mis lágrimas, cuando te entienda

Un día de estos
Ha de llegar… la tregua.

jueves, 16 de abril de 2015

Seis mil millones y yo


Tarde o temprano se oirá su voz,
y ni los sordos evitarán ser Diana
Seis mil millones y yo,
obtendremos nuestra manzana

En el idioma universal, 
la ecuación nos dará cero. 
Una calma tan real, 
por los tiempos venideros.

Nada que objetar,
Nos lo hemos buscado.
Mirando para otro lado,
Vive la necedad.

Y ya no hay tiempo,
y aunque haya, no servirá
Los lirios crecerán de nuevo
sin nadie para mirar.

Tarde o temprano veremos su luz
Tras la segunda o tercera onda
Seis mil millones y yo
Nos iremos con lo que sobra

martes, 14 de abril de 2015

Triste Daga traicionera



Te esperé tanto
Que creé  mis propios fantasmas
Un rumor de velo blanco
Al final de cada palabra

Responde a mi pregunta, 
triste Daga traicionera. 
¿Es mi sangre lo que buscas?
¿La que tanto amor te diera?

Mostrada tantas veces
Ocultada en la cama
Creí ver apagado su brillo
Cuando me alejaba de casa

Te esperé tanto
Que creé mis propios fantasmas
Y ahora que nos separamos
¿No quieres compartir mi alma?

Responde a mi pregunta, 
triste Daga traicionera. 
¿Es mi sangre lo que buscas?
¿o es solo tu recompensa?

Hoy es el día que nunca elegí



Cobarde me sentí en mi vacío nido,
si habiendo querido, nunca te besé.
¿Por qué me negué? ¿Por qué?
si tanto amor llevaba conmigo

El silencio que tanto fingí,
aceptará por fin aquel consejo.
Hoy es el día que nunca elegí,
el momento que siempre dio miedo.

Escribiré esta línea en mi sepultura,
citando a la huida, persistes evocada.
Recordando tus ojos con ternura,
alzo la mano, y pido la palabra.

Pero tú ya no estas aquí,
y yo, no puedo retroceder en el tiempo
Aunque hoy es el día que nunca elegí.
no pueden más que llorar, llorar, mis sentimientos.

lunes, 13 de abril de 2015

Te invito



Te invito a caminar,
a abandonar las autopistas,
a retomar aquel sendero,
desechado tan a prisa.

A respirar aire puro,
detenerte cuando quieras,
beber de la botella,
a hacer brincar las piedras.

Te invito a hablar,
a dejar que tu voz se expanda,
a rendirte solo ante el mar
y disfrutar cada palabra.

A dimitir de lo irreal,
a asegurar que nada es tuyo,
a extasiarte de verdad,
henchida de orgullo.

Te invito a lo más absurdo,
a desdoblar las esquinas,
a caminar un nuevo mundo,
y a que dejes tú la propina.

En el filo de las espadas



Rota la blancura de un día perenne, en el que las voces sisean entre nosotros. Rota la virtud de quien las oye, hacer figuras como los estorninos. Se camuflan los recuerdos, distraídos y precarios, entre el viento moribundo.

Y ahora relatan cómo somos, cómo fuimos, cómo nos verán, en el filo de las espadas, en el aire de las ranuras, donde las llaves acabarán. Rotas las voces, nadie nos recordará.

Rora la blancura de un día perenne, rota la virtud de quien nos oye, los estorninos dibujan las frases. Las que el viento nos esconde.

Y en el filo de las espadas, seremos un recuerdo... siseando entre las voces.

Detrás del espejo



Detrás de ese espejo
¿Quien da la espalda
al día enlutado?
observando la ventana,
donde se posa un gorrión
sin su canto dorado.

Detrás de ese espejo
¿Quien insiste en ocultar
su rostro?
observando las sombras,
Inquisidoras y perversas,
que hay entre nosotros.

Detrás de ese espejo, 
vive alguien atrapado,
acariciando sus heridas,
registrando nuestra vida,
riendo malintencionado.

Detrás de ese espejo
¿Quién me mira cuando le doy 
la espalda?
Cuando me pierdo en mis pensamientos,
huraño, descontento,
¿Quién remueve mi calma?

Detrás de ese espejo, 
a veces creo que esta mi alma.

Debo gritar



Antes que aquella nube gris se tornara en rojo fuego.
Antes que la luna lamiera el agua.
Antes que el inmenso sol se fundiera.
Antes, mucho antes, ya la noche era mi casa.
Antes que las estrellas se encendieran,
Antes que de negro nos vistiera,
Antes, mucho antes, ya sabía que era mi hora.
Y ahora me despido de la tierra, 
con mi cabeza alzada vuelo lejos, 
si quiero verlos debo gritar, 
gritar, gritar, como si ellos me vieran.
Auuuuuuuuuuu..........

Puedo acostumbrarme.


Puedo acostumbrar a mi mano a esperar la luz del día, a que aguante estoica la lluvia y la hojarasca. No soy de los que mendiga, pero puedo, sin más, aguardar a que construyas una lágrima. Con ella en mi mano, pienso dormitar en tus altas colinas, entre los flirteos de tus manos migradoras, que las nubes hagan senderismo rodeando tus faldas y que el viento acaricie tu cabello hasta que me duerma. Puedo acostumbrarme a soñarte.

Me apeo aquí.



Me apeo aquí,
demasiadas vueltas en la rotonda de los sentimientos,
Solo siento el torbellino, 
ya la razón está aturdida,
solo hay miedos y recuerdos,
Nada de baldosas amarillas.

Me bajo sin más,
ya los trozos revolotean,
campando a sus anchas,
hiriendo donde encuentran.

Son las mismas cicatrices,
buscando puertas de salida.

Me quiero ir,
pero de nuevo me engulle,
y vuelvo a girar sin condición,
en ese Rabo de Nube

Triste queda el bosque


La cuerda sigue tensa aunque el peso ya esta muerto. 

El nudo corredizo se avergüenza, no quiere balancear el cuerpo. 

El árbol llora sus hojas sobre los que ahora giran el rostro, 

y el polvo en el viento les obliga,a que encaren sus ojos. 

Les graznan desde un nido, arrojando sus desechos,

 sobre sus sábanas blancas, las que creen dar derecho. 

Solo era un crió, y de un bello color negro. 

Malditos bastardos grita, un águila desde el cielo.

La tristeza queda en el bosque, 
otro inocente paga, por sus miedos.

Mi espectro


Si te pierdes búscame en la luz, en su espectro. Entre sus espacios negros y vacíos. 
No tengo miedo, pero no tardes, allí solo hay caos y frío.
Si olvidas el camino, canta. Las ondas acústicas me guiarán, y seguiré su sonido, tarareando no cejaré. Alegre veré mi destino.
En las sombras dejaré mi código: una llamada. La voz que susurrará en tu parada, síguela y te internaré en mi mundo, de color y deseos aferrada.
No soy como esperas, pero me necesitas. Cuando te duermas, seré tu reclamada visita. 
Escucha bien mi mensaje, no tendré demasiado tiempo. 
La vida te reclamará mientras me quedo tu miedo.
Vuelve, pero no me olvides, soy yo el espectro donde te desinhibes.

lunes, 6 de abril de 2015

El penitente


¿Qué es este rumor de voces?
¿Por qué gritan mi nombre?
No puedo verlos,
pero siento su desorden.

¿Estoy de rodillas?
¿ Por qué me arde la espalda?
No puedo moverme,
pero huelo sus ganas.

Oigo pasos,
se acercan marciales.
Rodean mi cuerpo:
son tan reales.

Enumeran los delitos,
con sus voces tronadoras.
"merece morir"
¿y esa voz inquisidora?

Algo corta el aire,
fugaz como una guillotina.
Recuerdo que dijeron,
"La Pasión" redimirá tu vida.

Ya he hecho penitencia,
quiero que me suelten.
No puedo gritar, y pienso,
¿estará Dios presente?

"Yo tan solo pedía tener trabajo, ¡Joder!"

miércoles, 1 de abril de 2015

Te presto


Te presto unos días
Un par de razones
La última gota
Un trozo de fuego

Te presto una lágrima
La misma rutina
Mil líneas torcidas
La sombra del miedo

Te presto un halago
El calor de la cama
Mi paz batallada
Los ruidos del sexo

Te presto mi aire
Me quedo tus celos

Sangre en la nieve


Aun se deshielan varios inviernos del pasado,
para intentar hundir de nuevo los pies en su prematuro charco.
Podría borrar miles de desdichadas frases bajo su nieve,
pero el sol siempre vuelve a salir.
Y los muertos huelen.


Aun sangra el manantial que descubrimos juntos,
y su fuente parece no tener fin,
¿Cuántos silencios hundimos en él?
intentando que su herida se curase.
Más, los gritos tenían sed.

Que dura imagen es..., ver la sangre en la nieve.