miércoles, 22 de noviembre de 2017




Era de noche "claro de luna" sin viento apuntador.
El aire amontillado quería la palabra en la cuna de sus ojos.
Los recuerdos eran bosques tras de mí y la línea inconexa, del cielo y la tierra, fue dirección. Comenzó ella y su viaje ensoñador tras el guerrero que la amaba cada noche, aunque fueron los campos de batalla: sangre y llanto… equipaje de mano.
Seguí yo y mi vieja silla: con la alimentada pátina de los años, anden de espera al entierro del sueño.

Era de noche “claro de luna” sin tiempo usurpador.
Y el aire puro habló de amor… entre canas y arrugas.

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