jueves, 25 de junio de 2015

No recuerdo



Nunca recuerdo mis sueños nocturnos,
la luna le oculta al Sol sus cartas.
La noche, hacia sus sombras arrastra,
mis cuentos de amor, quizás monstruos absurdos.

No recuerdo haber envejecido,
ni estos crueles surcos de mi piel.
Las manchas que han florecido,
apartan mis ojos, y desmiente mi ayer.

Nunca recuerdo tu nombre,
y tu sosegado rostro me crea impaciencia.
Tu voz me lleva hasta un aislado borde,
del que quisiera saltar y dejarte mi ausencia.

Ya no sé lo que son los recuerdos.
mis pesadillas viven de día.
Ya mis arrugas no sienten tus besos,
y cuando me pierdo, comienzo otra vida.


martes, 9 de junio de 2015

Juntas...


Aquí vuelven las lágrimas a susurrar un nuevo perdón.
Hasta aquí llegan sus ecos.
Y no hay ensueño que las impida, necesitadas de sangre.
Gotas enormes llenas de miedos, rancias de temor.

Hasta aquí he evitado las mías, encarceladas, retenidas.
Hasta aquí llegó el custodio.
Y ya no pueden parar, la llave está girada.
Un pozo lleno de odio, desbordando las heridas.

Juntas, caen al suelo
Juntas, nos vuelven a mirar.
Juntas, retienen el tiempo.
Y todo vuelve a empezar.

Aquí vuelven las lágrimas… a nuestra vida derramar.

Juntas, caen al suelo
Juntas, claman su voz.
Juntas, retienen tu vuelo.
Y vuelven a enquistar el amor.

Cuando el mundo calla


Cuando miras esperando que te devuelvan la mirada, casi nunca ocurre nada. Y cuanto más lo deseas, más pierdes la esperanza. 
Unos ojos que respondan, que contesten tus preguntas. Un espejo que comprenda 
o refleje lo que buscas.
Pero a veces el mundo calla para reservarte su silencio. para que abarques sin sus riesgos el mayor de los espectros. Y donde creías no ver nada surge un guiño, un batir de pestañas.
El rocío embriagador de una tela de araña.
Y aunque dure un fragmento, un efímero segundo, te conviertes en oráculo
 de tus miedos más absurdos.
Es por eso que cuando mires esperando que te devuelvan la mirada, 
intenta llevar respuestas y no preguntas desesperadas.

lunes, 8 de junio de 2015

Hay veces



A veces me arrimo a la hoguera,
si hay causa mordiendo mi alma.
Y sonrió si contengo las ascuas,
y lloro cuando todo se calma.

A veces presiento el espacio,
y la gravedad que incluso lo pliega.
Y sigo cuanto todo es en vano,
y me paro ante las apariencias.

A veces el frío me reconforta,
cuando huyo del delirio humano.
Y me pierdo en el verde protector,
y me encuentro en su amor tan cercano.

Hay veces que siento un vacío,
que presiona hasta perder la sonrisa.
Y hay otras que surge un milagro,
y lloró... de pura alegría.

Tres colores en mi memoria



Azul fue mi primer recuerdo, 
ese hermoso, apacible y ficticio color.
El sol y la atmósfera me lo regalaron, 
junto al mar, la playa y tu rostro de dolor.

El segundo fue su ausencia,
el oscuro hueco donde caí.
Cuando tu mente toma plena conciencia,
de ese amargo silencio cuando se aleja de ti.

Y el último ha sido el gris,
tras las lágrimas de tu despedida.
Tus bellos ojos me han dejado cicatriz,
exhalada la fuente que me dio la vida.

Nacimiento, miedo y muerte,
tres colores en mi memoria.
Con ellos se ha dibujado mi suerte,
¿Cuales pintarán tu historia?

¿Por qué transitar?


Miro al río y veo la vida, insaciable y derrochada. Sin vuelta atrás, como un camino recién vallado. Una cinta transportadora sin botón de anular. Observo sus vertientes, anclajes de un pasado de rápido olvido: un mal recuerdo del que quisieras escapar.

Miro el agua y veo el día a día, peleado y caprichoso. Sin tiempo de parar. Rodeando los enquistados problemas, entre salto y salto, entre roca y roca. Observo cómo se agita, asumiendo cada nuevo golpe. Y me fijo en el desgaste de sus piedras, presintiendo, poco a poco, su final.

Y miro el bosque y las montañas, el escenario perfecto. El hogar de tus sueños donde descansar, apacible y armónico, sin miedos que acallar. Su sosegada llamada, de inevitable escuchar.

Y ahora miro hacia mi interior y me pregunto ¿por qué ser río, y tener que transitar? ¿ por qué no ser camino, llano o cima, incluso ciudad?

jueves, 4 de junio de 2015

Y les vi...



Anteayer me vestí de blanco, impolutos brillaron mis ojos,
y solo veía futuro, la razón se confió en mi guía.
Olvidé el día a día y empecé a compartir bancos.
Quería notar el poder con mi mano levantada,
alcé mi palabra y les vi ceder.

Ayer me vestí de negro, la doctrina se hizo dermis,
que impávida desazón, sentir solo el ayer,
Los recuerdos escruté, les cité en el miedo.
Quería notar el poder con mi mano levantada,
alcé mi palabra y les vi perder

Hoy voy desnudo, a pecho descubierto,
Y revelé que el viento, acaricia por doquier.
Mi alrededor disfruté, y el aire era puro.
Quería notar el poder con mi mano levantada,
alcé mi palabra y les vi desentender

Mañana… quizás lloraré.

Recuerdo a María


Recuerdo a María con sus gafas espaciales,
perdida entre sus mágicos libros,
tras su inmensa risa torcida
y las largas ondas de sus bellos rizos.
Recuerdo su escasa paciencia,
mirando al infinito en busca de algo,
que nunca crecería en la tierra,
aunque se estrechara el espacio.
Recuerdo seguirla por otros mundos,
que aunque inciertos, te hacía notar,
por caminos exentos de miedos,
bendita alegría tan parecida a amar.
Recuerdo cuando me miraba,
y cuanto le gustaba rozar mis labios.
Nada nos unió tanto,
como dormir entre mis brazos.
Recuerdo a María detrás de sus gafas,
Soñar con que algún día se despediría
del suelo y volar a esos permisivos lugares,
que por más que mil lustros pasaran, a María amaría.

Amar y que me ames



Quiero verte mentir por no hacer daño,
alzar la mano con rebeldía.
Sentir como tu garganta se traga el engaño,
y como refugiados, sufrir la vida.

Llenar de piedras nuestro camino,
llevar al límite nuestras arterias.
Llorar al acabar el Castillo de Naipes,
y reconstruir riendo, cuando se quiebra.

Quiero ver sangrar mis heridas,
que los días mueran de celos.
Y al apagarse la luz del día,
reclamar la paz de un solo beso.

Y como a pasos agigantados,
zigzaguean nuestros delitos.
Cuando ante el brillo de tus hermosos ojos,
muerto de miedo yo me arrodillo.

No quiero la cajita de regalo,
ni el lazo perfecto.
Quiero espiar tras tus esquinas,
y descubrir cual es tu precio.

¿Para qué anhelar el amor de rutina?
el que apuñala al rostro a la pasión.
Si lo que quiero es amar y que me ames,
y no presuponer que ya tengo tu amor.

miércoles, 3 de junio de 2015

Por si vuelvo a pensar en ti


He vuelto a invertir en el infinito espacio de mi amor,
la razón no es escusa para evitar las miradas.
Ya no suenan mal el llanto y la palabra,
he vuelto a ver parpadear la luz del detector.

Vuelve el desierto a mis ojos,
y su cálida paz adormece mi rabia.
Ya no siento al perderme en la hojarasca,
ser parte de mis donados despojos.

Demasiadas habitaciones vacías,
ya las ventanas han desaparecido.
Y hasta el hueco de mi ombligo,
ya no es centro, hogar, ni vida

Vuelvo al sitio correspondido,
a la silla que preside la mesa.
En el camino no me siento ya presa
de la mitad de ese mundo podrido.

He vuelto a invertir en mí,
en la parte interna que siempre quise.
Y dejaré a la luz mis cicatrices,
por si vuelvo a pensar en ti.

martes, 2 de junio de 2015

Cierra los ojos...




Cierra los ojos… 
intenta recordar,
aquellos miles de rostros, 
en la pared de tu hogar.
Las lágrimas de tus joyeros,
tus cuentas y cuenta hasta diez,
todos tus hermosos sombreros,
y las cartas a Daniel.

Cierro los ojos… 
intento recordar,
los pósters de las motos, 
en la pared de mi hogar.
Las guitarras como percheros,
mis cuentos y cuento hasta diez,
todos mis sueños guerreros,
y las cartas de Inés.

Ahora cierro los ojos… 
e intento recordar,
aquellas miles de fotos, 
en la pared de nuestro hogar.
Las lágrimas y nuestros miedos,
nuestros cálculos y calculo hasta diez,
antes de mirarme en el espejo,
y soñar que a mi lado estés.