viernes, 31 de octubre de 2014

Pero siempre hacia ti (poema)


Ser ruta o sendero
Donde vaguen tus pies
Por los tiempos venideros
Mientras las voces se ven

Ser camino de vientos
Mirando al mar
Puerto de alientos
Y del qué dirán

Pero siempre hacia ti
Desde todos los frentes
Donde nunca morir
Anclado al presente

Con las manos alzadas
Queriendo volar
En la más bella alborada
Que hayas visto jamás

Ser siempre tu guía
Permitida y anhelada
Acumulando los días
Compartiendo almohada

Y que el rumbo sea espejo
Asumiendo cada espacio
Trocitos de reflejos
Recogidos por tus labios

Y al final ser uno sólo
En ese cruce de caminos
Donde se decide todo
Donde tú eres mi destino

Mi cementerio (2º - relato participante en el "PRIMER CONCURSO DE MICROTERROR")


No todo estaba muerto en aquel alejado cementerio, y Joseph, el guarda, los sabía bien.

Cada noche, tras extinguirse los llantos por el último cuerpo sepultado, salía a hacer su, ¡particular ronda!

Sus herramientas: afiladas estacas de cuarenta centímetros, hechas por él mismo, a las que añadía una nota atada por un minúsculo cordel; ¡en mi cementerio, la mía, la única alma viva!

Sobre la tierra removida aún, apartando la espesa neblina a ras de suelo, cavó. Y tras llegar al ataúd, apartó la tapa, empuñó la estaca con ambas manos y las dejó caer con fuerza… ¡y entonces!…. REINÓ.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Insolente vejez (poema)


Rasgando el premio de otra década
Con los ojos puestos en la razón
Se perfilan mis propios gestos
Aquellos que crecieron con dolor

Rutilantes y estremecidos
Llegan vientos hasta mi rostro
Poderoso ardid que cercena el tiempo
En la cota líquida de mi pozo

¿Qué nos traes, que no deseamos?
O, viento de acerado otoño
Consumada está ya mi cuota
Abandona en paz a mis viejos ojos

Melancólico te doy mis manos
Haz de ellas lo que convenga
Pero no desoigas la vieja formula
Quiero seguir, pero no dar pena

martes, 28 de octubre de 2014

Sangre y fuego (relato participante en el "PRIMER CONCURSO DE MICROTERROR")


-¿Qué hace aquí?-

-¡Noche libre!-

-Jenkins ha dispuesto todo para que esté vigilada en todo momento-

-Ya, no tenía nada que hacer-

-¿La cree? ¿Cree que a las 23:42 h. de esta noche, la paciente diagnosticada con Disociación Psicopatía con trastorno piromático agudo, encerrada en la celda 201, desnuda y vigilada por tres guardas, va a prender fuego al edificio en apenas tres minutos? ¡joder! ¿telepáticamente?. Además llevas aquí dos semanas. ¿Qué sabrás tú?

-Sí, dos semanas, entré el mismo día que….. ¿Sabía que tiene un hermano, y que está peor que ella? Jejeje

-¡No, no!, ¡hijo de p……!

lunes, 27 de octubre de 2014

Bajo la vigilia de la luna (poema)


Gritando a la oscura noche
Bajo la vigilia de la luna
Soñando con correr lejos
Los árboles se acunan

Y el viento trae rumores
Y olores que lo excitan
Observando la más bella aurora
Su manada a la par grita

Huye hermano, oculta tus ojos
Esa luz que muestra tu hambre
Bajo el frío glacial del norte
Ya se huele la sangre

La llamada ya está dispuesta
Cuando la luna oculta su rostro
Mostrando sus blancas armas
El terror de apodera de todos

Y ahora calla, hermano lobo
Sigilo, mientras persigues
Tras el viento, bajo la nieve
Que la leyenda vuelva a ser libre

sábado, 25 de octubre de 2014

Cavaría mi propia tumba (poema)


Si no fuera por tus ojos
Que me arrastran a la vida
Volvería, sin pensarlo
A anhelar que acabe el día

Si no fuera por tu risa
Esa luz del universo
Que te eleva por el aire
Desuniéndote del miedo

Si no fuera por tus manos
Y el calor de tus abrazos
Le pediría al nuestro Sol
Que este fuera su último ocaso

Andaría mil desiertos
Que no volviera a ver la luna
Por tenerte siempre a mi lado
Cavaría mi propia tumba

viernes, 24 de octubre de 2014

Y le di las gracias (relato corto)



Se fue de mis brazos con una extraña expresión, perdida entre la gente que nos rodeaba pese a nuestra insistencia en que abandonaran su intento de sacarle más fotos. Busqué sus ojos por última vez antes de que se perdiera dentro del coche de policía, sin conseguirlo. Insistiendo en lograrlo, aparte a la prensa de mala manera, corriendo tras el coche ya en marcha. Corrí dos manzanas en medio de la circulación, hasta que giró su cabeza y pude ver lo que rezaba no encontrar, no percibir, no descubrir.

Los días se hacen eternos sin ella en casa. Los niños la echan de menos, casi tanto como yo. El silencio que ha quedado es insoportable de conllevar, y los días pasan y pasan, sin sentido para nosotros. La he intentado ver pero está incomunicada, apartada sin trato con nadie que no lleve placa. Y ya han pasado quince horas.

Nadie nos da información concreta, algo que nos deje ver una luz en este túnel tan oscuro en el que nos ha dejado. Tan oscuro y desolado como el espacio eterno que mantiene el universo unido.

Nunca me pude imaginar vivir una situación peor. Ella tan sólo quiso defender a los niños, tan sólo quería defender a los suyos y ahora está encerrada, sola, sin compañía ni afecto alguno. Creo saber cómo se puede sentir después de haber hecho un acto tan humano como el defender a su familia.

Ahora nos dicen que no cabe otra posibilidad que la muerte, que el acto perpetrado sólo merece un castigo, y que se ejecutará pronto. He ido a hablar con las autoridades para pedir una explicación justa, sin encontrar más que vanas y estereotipadas respuestas.

Lo harán por la mañana, a las diez dejará de respirar, y de darnos todo su amor una vez más. Las dudas me asaltan a cada rato, pensando en el por qué no fui yo quien matase a ese chaval, a ese monstruo que quería secuestrar a nuestros hijos.

El informe dice que para ella no consta una Legítima defensa, que no hay Ley que la ampare tras lo que hizo. ¿Y qué hizo?, les pregunto yo. Y la respuesta es contundente, aunque difícil de asimilar.

“la muerte de una persona, por muy asesino, violador y monstruo buscado, que sea y esté, no salvará la vida de su perra”



Busqué su mirada por última vez, mientras el líquido de aquella aguja conquistaba su cuerpo. Busqué su tranquila mirada por última vez…. Y le di las gracias.   

Esa triste parodia (poema)



De camino hacia ti
Sin mi sexto sentido
Me asaltan tus Ordaz
Apremiando al motivo

Breves pero constantes
No disipo las olas
De tu mar insaciable
Bajo un sol que se añora

Y es tu risa invariable
Y tus ojos certeros
Burlando el bagaje
Escrutando mis miedos

Y mi escudo es tan frágil
Como débil mi razón
Soy la presa del ave
Que inmutable acechó

Hay amores llamados
A vivir en las sombras
Esa triste parodia
Y aún así, caminados

jueves, 23 de octubre de 2014

Samantha (corto)


Estas son mis primeras líneas desde la muerte de Samantha. Después de siete meses de terapia, la doctora Lazarre me ha sugerido que escriba sobre su enfermedad y sobre todo lo acontecido en su fallecimiento. 

Siendo la forma en la que me he ganado la vida desde los veintiún años, cree que sería positivo para mí poder plasmar en unas hojas de papel los últimos años de la suya. 

La joven psiquiatra no entiende lo que para mí significa escribir sobre ella y tampoco que hacerlo sólo de su última etapa no reflejaría en verdad lo que ha sido su vida, ni la mía junto a ella. 

Espero que valga la pena y que quien lea esto en un futuro pueda creer como yo en los ángeles.

Supongamos (Relato corto)


Supongamos que hoy hace un día maravilloso, que el cielo se ha levantado despejado y el sol brilla más que nunca.

Supongamos que hoy he encontrado trabajo y que la amenaza de desahucio, de los cortes de luz, de agua y la expulsión de mis hijos del colegio no se lleva a cabo finalmente.

Supongamos que, incluso, los datos económicos de mi país son prometedores y que el futuro de sus habitantes es el mejor posible para cualquiera de ellos.

Y supongamos que cualquiera de los millares de inversores que se levantan cada mañana para mover su dinero donde los mercados bursátiles le permitan hacer buenos negocios, inclusive, con el cielo despejado y un sol maravilloso, no se han despertado de buen humor. Supongamos también que esos mismos negocios se les han metido tanto en la piel como una irritante enfermedad cutánea, que al no estar regulados por ninguna empresa donde se puedan acoger a una terapia médica que los libere de dicha enfermedad o simplemente la puedan diagnosticar, provoca que no les guste que yo encuentre trabajo, que mi país halle un sendero por donde salir de la crisis o que todos mis congéneres puedan pagar sus facturas a final de mes porque, entonces ellos no pueden seguir ganando dinero fácil, no pueden continuar jugando a sus negocios y finalmente se les reproduzcan sus problemas de epidermis.

¿Puedo suponer, que mi calidad de vida dependa de dichas personas y que aunque el día sea maravilloso siga siendo una jodida mierda para los que no les conviene que alguien como yo pueda seguir adelante? ¿Qué los gobernantes puedan poner las pomadas necesarias para que estos “enfermos” no continúen empeorando y nos contagien con su sarna?

Por lo tanto, pudiendo suponer que puedo encontrar respuestas lógicas para estas dudas, sólo puedo confirmar a día de hoy que son ellos los que aunque el día sea maravilloso, no se malgasten los pocos recursos de los que dependen los países, se reformen las cuestiones mal regladas, se paguen las deudas puntualmente o que la gente como yo pueda encontrar un trabajo para continuar con sus vidas, todo dependa tan sólo de cómo evolucione su enfermedad o el día para ellos.

Aún así, supongo que no he sido yo sólo quien se ha dado cuenta que el problema que nos azota a tantos es provocado por unos pocos y que si no se hace un diagnostico exacto del enfermo la solución es la irremediable muerte.

Todas las acciones que dependan de unos pocos nos sumergen, irreversiblemente, en la basura dictatorial, aunque dicha basura se contenga en una BOLSA DE VALORES INTERNACIONAL.


 Fdo: uno hombre cualquiera en paro.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Amigo Rufus (relato participante en el 5° CONCURSO: "ARMA UNA HISTORIA BASADA EN UNA IMAGEN")




http://elcirculodeescritores.blogspot.com.ar/2014/10/ganadores-del-5to-concurso-arma-una.html


“La jungla nos envolvía con su manto de sonidos primigenios. Hasta el río, dejando su inquebrantable cicatriz en esa inmisericorde selva, aportaba su tono a la sinfonía que cercaba a los hombres, apretando el manto a cada minuto. Ese río que servía al enemigo de cortafuego imposibilitando nuestra retirada, como un batallón invisible en apoyo de su asedio final, del golpe certero que quebrantaría nuestra desvencijada patrulla antes de que amaneciera.  

Pero el miedo no es una opción en dichas condiciones. Hay que tener mucho valor, a pesar del miedo, para aguantar sin salir corriendo. Mucho valor, para dormitar sabiendo que a pocos metros hay miles de sombras que esperan la luz del día para matarte. ¡Mucho, mucho valor!, para no volverte loco, e intentar seguir con tu rutina. Pero ese miedo no es nada comparado con el que produce la ausencia de tales sonidos….  en el gélido silencio de la jungla. 

 Y ese abandono de los ancestrales rumores de la jungla era el que nos advertía de la inminente presencia del enemigo…  rodeándonos...” 

Temblando como un flan y tras tomar una enorme bocanada de aire, intenté romper aquel mutismo que nos anclaba al suelo, escondido, abrigándome con la propia jungla. 


-¡Noviembre!. Ahora estará bajando el Pow colmado de las otoñales hojas secas que han abandonado los árboles al desamparo del invierno. Ahora, millones de de ellas, viajarán hasta la costa a cientos de kilómetros de Cartney, en busca del mar. Hay un dicho muy popular en mi pueblo que expresa eso mismo: “si naces en Cartney y mueres en la costa, tu vida ha sido plena, como las peregrinas hojas”– 

-Lo siento mi sargento, pero el título de poeta ya está adjudicado, se lo hemos otorgado a Moses- dijo el cabo Michigan, soltando una sonora carcajada y señalando a quien dormitaba tres palmeras a su derecha. 

-¿Pero ese no es el recluta Manhattan?- pregunté, extrañado de escuchar un nombre de pila. 

-Sí, señor, pero él quiere que le llamemos por su verdadero nombre, dice que no se identifica con su ciudad: que es una ciudad de blancos ricos.- 

Y recuerdo que aquella información me evocó pensar en las dificultades de un muchacho de color en la enmarañada ciudad de los negocios y las grandes transacciones comerciales. 

-¿Moses?, ¿y por qué nadie me ha avisado de que en nuestra patrulla teníamos a un Moisés?  ¡Joder!, que abra un pasillo en ese jodido río para poder pasar al otro lado.

Entonces, las carcajadas fluyeron generalizadas, in crescendo, hasta despertar al mismísimo citado… no entendiendo, ¡el pobre!, nada de nada. Benditas risas, que nos evadieron por unos minutos alejándonos de aquel infierno Charlie, apagado y mudo. 


-Eran hombres, Rufus, en toda la aseveración de la palabra. Hombres desprovistos del miedo que da la confirmación de estar a las puertas del abismo. Cuando ya su único camino no conlleva más que dar un paso al frente y plantar cara a quien asusta sin ni siquiera verlo- 

-Te preguntarás ¿cómo estoy aquí si estábamos rodeados sin salida alguna? 

El perro, que escudriñaba el horizonte con su deprimida paciencia, levantó la mirada hasta encontrar los ojos de su dueño al nombrarlo. 

-Buena pregunta, porque en verdad lo he descubierto hace bastante poco. Además, en uno de esos documentales que te gusta tanto mirar, donde un guerrillero vietnamita, tan viejo como yo, recordaba haber retirado sus tropas a última hora sobre una patrulla americana, al escucharles reírse, pensando en que sí reían es que no tenían miedo a nada.-

-¿Sabes, Rufus?, ahora me gustaría volver a sentir el abrazo de aquella jungla y rodearme de ella-

lunes, 20 de octubre de 2014

Noviembre (poema)




Noviembre
Evocas tanto llanto
Desnudo de tu hermoso verde
Ver los ríos colmados de hojas
Exhibido y deprimido
Carentes, sus árboles saludan
La tamizada luz no violenta
Alzando una brisa ociosa
Tan resecas, amarillentas
Subsiste el reino dormido
Y el color es un recuerdo
Desprotegido y estéril
¿Por qué lo recuerdo tanto?
Noviembre, triste y vacío
¿Será porque yo morí un noviembre?


sábado, 18 de octubre de 2014

Es día de luto, aunque nadie muera (poema)


Nada dijeron al cerrar la puerta
Quedando el corazón humillado
Los rostros se escudan en lágrimas
Y sus recuerdos, en la calle, tirados

Los escalones son como barrancos
Inmensos e Infructuosos de acometer
Obligando al cerebro a obedecer
En la barandilla tiemblan sus manos

Los últimos minutos de una vida
De un recorrido que no se recupera
La razón dice que continúe
Es día de luto, aunque nadie muera

Esquivando otras miradas
Que dañan sin expresar palabra
Intentan recuperar sus fuerzas
Las que quedaron en su casa

Y ahora la calle es su morada
Y la familia su cálido techo
Haciendo piña se marchan
Aunque el corazón quede desecho

viernes, 17 de octubre de 2014

Sólo rincones inmaculados (poema)



Se muere nuestro mundo
Lleno de pensamientos inacabados
Ya nadie quiere palpar la mugre
Sólo rincones inmaculados

Se precipita sin remedio
En la cómoda cuesta del desaliento
En el hambre de su envidia
Ni los péndulos creen al tiempo

Y ahora desciende abatido
Con sus bombas agazapadas
Nervioso, al esperar de las otras
Que jamás abran sus ventanas

¿Llegará pronto su fin?
¿Rendido ante el ser humano?
¿Seguirá brillando el sol?
Si también apartamos su mano

jueves, 16 de octubre de 2014

Una vez tuve un sueño (poema)


Una vez tuve un sueño
Donde crecía una voz de revolución
Un murmullo interno
Una Supernova, en mi corazón

Me habló de los muertos
Que hacían crecer la hierba
Y también habló del resto
Los que esquivan la miseria

Alzando su tono firme
Me explicó cómo es la vida
Donde ya nada se cultiva
Y que ni al hombre ya redime

Sobre Dios no habló nada
Creo que se le olvidó
Aunque si que habló de amor
Pero sólo fue de pasada

Creí escuchar que no hay futuro
Demasiadas grietas en nuestras aceras
Y hablar tanto como se quiera
Pero sólo si se apuesta sobre seguro

Una vez tuve un sueño
Donde crecía una voz de revolución
Y al despertar fui otra vez pequeño
Y puse a cero, mi corazón



miércoles, 15 de octubre de 2014

Manifestantes en el cielo (poema)



Miro a las alturas en su busca,
las desafío con la mirada:
a que galopen con el viento,
como ovejas descarriadas.

Henchidas y ululantes,
blancas, muy blancas.
Disfruto de sus manejos,
desde mí aislada atalaya.

Con el gris del enojo,
cubren el rostro al Rey.
Llorando sobre nosotros,
otorgan vida, por Ley.

De espectrales formas,
cambiantes si pestañeas.
Tan libres en sus normas,
como insubordinada la marea.

Nacidas de la nada,
manifestantes en el cielo.
Me gustaría unirme a ellas,
contra todo... sin miedo.

martes, 14 de octubre de 2014

Sembrando mi mundo (Relato corto)



Apuré el paso, sosegado pero constante, con el que toda la mañana estuve sembrando una olvidada parcela muerta de pena en los confines de la hacienda. Eran las tres y todavía estaba bajo el sol martillador. Hambriento y huraño, intentaba infructuosamente, con un suave masajeo de mi mano sobre la barriga, acallar las voces de mi estómago, el cual sonaba como si unos fastidiosos técnicos estuvieran comprobando la ruidosa megafonía de una verbena de pueblo. A cada dos o tres pasos, los martirizantes sonidos estomacales se hacían insoportables, llegando incluso a unos decibelios que aplacaban los canturreos de los despavoridos pájaros que intentaban frenéticamente buscar la sombra de unos lejanos árboles.

El polvoriento camino, además, añadió una perturbadora sed que había acabado con la ración normal de agua de una mañana cualquiera. La enorme distancia y el ardiente calor de aquel día de julio, no las había calculado con el oportuno rigor de esa inusual jornada.

El peso de la azada en mi hombro incrementaba la abrumadora sensación de mis resecos labios, mientras el incesante sudor intentaba acabar con mis escasas reservas. Ni el pañuelo, paseando insistente sobre mi frente, podía calmar el torrente que se había desatado al iniciar la enorme cuesta que cruza este antiguo camino de cabras, éste, que un día fue calzada romana. Y al llegar arriba, bajo el insidioso sol, mis entrecerrados ojos me volvieron a demostrar el por qué había dejado la ciudad.

Y, como un mensajero aparecido de la nada, ante mi apareció la nítida figura del padre de mi padre. El que nunca quiso que le llamásemos abuelo, aquel que nos enseñó, a Ricardo y a mi, una forma distinta de vivir, de sentir, de interconectar con la tierra. Con su cadencia pausada de hombre de campo nos hablo del monte, de las voces del monte, cuando pastoreaba los altos riscos siendo muy joven. Tranquilo, pero firme, al hablar de cómo la tierra se entrega en manos de quien la respeta, de quien confía su vida a esa labor tan correspondida, si renuncias al sintético saber de la gran ciudad, ése que nada aporta al devenir de la naturaleza, ni la humana, ni la terrenal. A esa simple y primordial misión para la que fuimos creados cuando aquella primera célula, alimentada por las sustancias más primigenias, se alzo del basto barro que la había ayudado a crecer.

Sin palabras, tan sólo su evocadora imagen, de pie en aquel altivo recodo, señalando con su poderosa mano extendida el increíble paisaje que se desplegó ante mi contraída mirada, recordándome que aquella riojana serranía, reseca e infernal, pronto se convertiría en el vergel con el que me encontré un otoño anterior. Aquel otoño que decidí cambiar las montañas de carpetas repletas de papeles, las eternas reuniones a deshoras, el impagable estrés de un horario laboral permanente y esclavizado. Aquel otoño en que abrí sinceros los ojos por primera vez en mi vida.


Inmensos, como en ese preciso momento, en que la azada pareció perder su peso, el sudor dejó de manar nervioso por mi rostro, y ya los ruidos de mi estómago fueron una parte más del mundo... ¡de mi mundo!... ¡de nuestro mundo!

lunes, 13 de octubre de 2014

Un rumor que desespera (poema)



¿Serán?, ¿serán? Los días del otoño
Como hojas de un calendario
Cayendo como lágrimas
Sobre desconsolados promontorios

Ahora o nunca, que redoblen las campanas
Son demasiadas las gabelas
Que dibujan en las caras
Un rumor que desespera

¿Serán?, ¿serán? Estos días tan ajados
Los que queden por pasar
Esos que nadie ha nombrado
Y se aferran al hogar

Ahora o nunca, Que alguien grite su nombre
Y al fin todo se sane
Y el clamor por fin desgrane
Que es la verdad que al fin se impone


Safaris en la luna (poema)



Una oscura sombra en tu sonrisa
Me lleva a hacer safaris por la luna
Una pequeña duda recreada
Que desgrana las cosas una a una

Si pliego mis ojos pensando en ti
Atrapando sólo el pasado
Mis pies caminan por la brea
Retenido, solitario y desolado

Un nuevo camino se abre
Echando la llave a lo viajado
Con una nueva maleta vacía
Que de mis letras he vaciado

Seguiré andando este mundo
Ya en la luna abandoné mi arma
No quiero perseguir quimeras
Sólo andar tras mi palabra


jueves, 9 de octubre de 2014

¿Qué diré del mar? (poema)



¿Y qué diré del mar?
Cuando me aleje tierra adentro
Si mis ojos llagan lágrimas
Por volver en el tiempo

¿Qué las olas seguirán lamiendo?
Los mensajes en la arena
Las pisadas olvidadas
Mientras seducen a las piedras

¿Y de su azul?
¿Y de su plata?
¿Su turquesa? 
¿O su negra nada?

Que es el museo más hermoso
Para pararse a observar
Los detalles inmortales
Donde sus húmedos trazos te entenderán

¿Y qué diré del mar?
Cuando me aleje tierra adentro
Cuando miré a mí alrededor
Y no pueda perseguir sus destellos

La hora ha llegado (poema)



He elegido mi arma
Ya los pasos están contados
Cuando cruce este yermo campo
Mi honor quedará compensado

El sudor surca mi cara
Y mis manos, temblorosas
Ya mi alma se prepara
Entorno los ojos, abro mi boca

La distancia es perfecta
Ya tengo a tiro el blanco
Ni el temor hará que pierda
La oportunidad que anhelo tanto

Su figura se desdibuja
Empañada por el nervio
Por el ojo de esa aguja
Atravesarán todos mis miedos

La hora ha llegado
No quiero ver volar mis sesos
Si mis cálculos son acertados
Hoy daré mi primer beso

miércoles, 8 de octubre de 2014

Camarada, amigo, hermano (poema)



Camarada en mis cacerías de rayos
Esas noches de insomnio latente
Buscando estímulos al presente
Mientras él patrullaba los flancos

Colega que demuestra y concede
Donde el silencio llenan las miradas
De esas que no piden nada
Pero que hacen saber cuánto debes

Compañero al que echo de menos
A cada paso, a cada respiración
Asignándole valor a mi razón
De su ser único, que dobló mi credo

Amigo al que rendir tus lágrimas
Esas que coleccionas con celo
Pensado que un día, si muero
Recordaré que fueron dobladas

Hermano que quedó para siempre
Al resguardo de mi memoria
Y a quien quiera que acompañes ahora
Le envidio, por poder acariciar tu frente 

martes, 7 de octubre de 2014

En mi lago (poema)




El hielo suena bajo mis pies
Se agrieta, se fragmenta en trocitos
Pero sigo yendo
Siempre mirando al frente
No quiero entender
Por qué no se hace añicos

El hielo congela mis cansados pies
Y agarrota, y entumece
Pero prorrogo mi caminar
Esquivad, les grito a mis ojos
No soy capaz de retener
El marchito calor que el hielo no estremece

El hielo irradia una luz cegadora
Que atrapa y obliga, doliente
Pero me exijo, mirar, observar
Aguantad, a mis párpados preciso
No los quiero cerrar
Que a mi alma helada miren valientes

En el lago silenciado y congelado de mi alma
Ya no queda calor, tan sólo calma