miércoles, 9 de julio de 2014

¿QUIÉN ES EL PADRE? (relato corto - en castellano antiguo)




-¿¡Ay! Don Anselmo, Don Anselmo. Recuerde: risueña, corpachona, descarada y zalamera-.


-Jacinta, ese periodo al que aludes ya luce gris en mi memoria-. ¿Y qué crees que acarreará?

-No lo creo, lo sé. Cinco chicuelos mal encarados y vestidos de domingo, que esperan en la entrada inquietos como hurón.-

¿Se podría predecir aparente catadura en alguno de ellos, sobre mí?

-Ni por virtud de la providencia, Don Anselmo. Si me pidieran veredicto, diría que hasta dos son vástagos del Padre Martín, ese que llegó con sus humos de Tierra Santa para acabar en estos crudos llanos del demonio. Aguda figura y nariz extranjera. Al resto, le presento una mezcla entre el alcalde, el boticario y ese tal Don Manuel Jarano, segundo custodio de la armería del fuerte.

-Pues sí que libras agudeza todavía, Jacinta. ¿Entonces, ni asomo de signo propicio?, ¿ni de carácter?

-Aquí, el único que apela carácter de familia es mi Moran, todo el día cultivando comprensión, entre los tomos de su biblioteca. Más se siente a usted que a su propia amá.-

-Pero Jacinta ¿tú y yo, no, verdad?

-No, no. Don Anselmo, mi pobre Damián le hubiera roto los enclenques huesos de su figura, si se hubiera fijado en mí.

-Por Dios, que de gris ya torna a negro con lo largo de los días. Bueno, hazles pasar, a ver que traen.-

-Quéde tranquilo y descansado, ya oyó al médico, esfuerzos los de tomar aire, nada más. Yo le traigo ahora la jauría-

-Esa lengua Jacinta, ya me costó lo mío atajar a Morancito-

Y tras unos minutos de acomodo en la vieja cama, aparecieron uno a uno los descritos por su doncella, dando gusto a su sin par virtud de aparejamiento. Y asomando tras ella cinco figuras, en nada reconocibles: los mayores, bajos de percha, y los altos, de cumplidas proporciones, vestidos de domingo aquel martes de labor, se acercó tanteando la situación.

-Hola Anselmo. ¿Acuerdas de mí?

-No creas ver en éste viejo cuerpo encamado, algo de lo que fui una vez. No acuerdo ni de mis mejores días, chiquilla.-

-Pues, de igual manera, te presento a tus hijos. Esos que un día protegí por temor de habladurías.-

-Bien, bien, acércalos para que pueda razonar con ellos. Ya mis ojos sólo abren, pero el ver queda para bien cerquita. –

Los enfurruñados chicuelos, se fueron aproximando uno a uno, con el recelo al apestado.-

-Bien, cuan largo eres. ¿Cómo os llamáis?-

-Diego –

-Escueto y sin respeto a mayores. Arrogante. A de parecerme a un viejo cura que conozco-

Uno tras otro, fueron presentando ante Don Anselmo Diaz Munar, noble Duque de Las Lagunas del Pinar, casi a días de su más larga partida y muerte. Y finalizada dichas presentaciones, requirió el rostro de la: risueña, corpachona, descarada y zalamera, María de Zamora y Verdil.

-Bien, bien. Ya mis pobres ojos han visto más de lo necesitado-

-Y bien, ¿reconoces tu estirpe, a la que me darás razón, tuve que guardar de nocivos miramientos por preservar inmune vuestro anonimato?

-Yo sólo veo malandrines que no reconocen padre. Labor de madre es inculcar en vástagos amor y respeto al progenitor, sin calcular parecido en forma y lengua. Jacinta, por clamor del cielo, ¿puedes notificar a Moran, que acuda presto?.

El llamado Moran, se presentó libro en mano, acudiendo a besar raudo la mano del Don Anselmo.

-Dime, Morancito ¿a quién presentas tus respetos yacido ante estas personas?.

-A padre Anselmo, señor. Educador y guía de mis pensamientos y maneras de hombre, por los siglos de los siglos.

-Ahí tienes una muestra para cuando necesites. Ahora apelaré al descanso para llevar a mis grises días éste recuerdo, tan absurdo como descarado.

Y Jacinta les abrió paso, escondiendo unas risas, ansiando liberación tras cerrar el portón de entrada.

Ciertamente, legado de su Tutor, Don Moran Diaz de Munar, heredero del Ducado de Las lagunas del Pinar, cumplió, como debe ser, el honor de llevar los apellidos de quien veló por sus más primarias necesidades: educación, erudición, respeto y amor.

Carlos Sergio Suárez Hernández

3 comentarios:

  1. No estoy relacionada con el castellano antiguo, pero vale ampliar mis horizontes.
    Saludos.

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  2. Hola Alejandra. Espero que la historia te haya gustado por lo menos.

    Un enorme saludo.

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  3. Pues que me habéis sorprendido.
    Algo al que has llamado cuento y que bien podría ser una obra de teatro. Una diálogo fantástico y en ese estilo de castellano antiguo toma un sabor muy particular. Una obra magnífica. Y un manejo de la lengua para envidiar. Hombre que cada obra tuya es a cual mejor. lectura para disfrutar..

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