Supongamos que hoy hace un día
maravilloso, que el cielo se ha levantado despejado y el sol brilla más que
nunca.
Supongamos que hoy he encontrado
trabajo y que la amenaza de desahucio, de los cortes de luz, de agua y la
expulsión de mis hijos del colegio no se lleva a cabo finalmente.
Supongamos que, incluso, los datos
económicos de mi país son prometedores y que el futuro de sus habitantes es el
mejor posible para cualquiera de ellos.
Y supongamos que cualquiera de los
millares de inversores que se levantan cada mañana para mover su dinero donde
los mercados bursátiles le permitan hacer buenos negocios, inclusive, con el
cielo despejado y un sol maravilloso, no se han despertado de buen humor.
Supongamos también que esos mismos negocios se les han metido tanto en la piel
como una irritante enfermedad cutánea, que al no estar regulados por ninguna
empresa donde se puedan acoger a una terapia médica que los libere de dicha
enfermedad o simplemente la puedan diagnosticar, provoca que no les guste que
yo encuentre trabajo, que mi país halle un sendero por donde salir de la crisis
o que todos mis congéneres puedan pagar sus facturas a final de mes porque, entonces
ellos no pueden seguir ganando dinero fácil, no pueden continuar jugando a sus
negocios y finalmente se les reproduzcan sus problemas de epidermis.
¿Puedo suponer, que mi calidad de
vida dependa de dichas personas y que aunque el día sea maravilloso siga siendo
una jodida mierda para los que no les conviene que alguien como yo pueda seguir
adelante? ¿Qué los gobernantes puedan poner las pomadas necesarias para que
estos “enfermos” no continúen empeorando y nos contagien con su sarna?
Por lo tanto, pudiendo suponer que
puedo encontrar respuestas lógicas para estas dudas, sólo puedo confirmar a día
de hoy que son ellos los que aunque el día sea maravilloso, no se malgasten los
pocos recursos de los que dependen los países, se reformen las cuestiones mal
regladas, se paguen las deudas puntualmente o que la gente como yo pueda
encontrar un trabajo para continuar con sus vidas, todo dependa tan sólo de
cómo evolucione su enfermedad o el día para ellos.
Aún así, supongo que no he sido yo
sólo quien se ha dado cuenta que el problema que nos azota a tantos es
provocado por unos pocos y que si no se hace un diagnostico exacto del enfermo
la solución es la irremediable muerte.
Todas las acciones que dependan de unos pocos nos sumergen, irreversiblemente, en la basura dictatorial, aunque dicha basura se contenga en
una BOLSA DE VALORES INTERNACIONAL.
Fdo: uno hombre cualquiera en paro.
Totalmente de acuerdo Carlos, las contradicciones de este mundo dirigido por una élite egotista nos ahoga en esa basura dictatorial,
ResponderEliminarEsos es Alejandra.
ResponderEliminarUn enorme saludo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPues si, y supongamos ya puestos a suponer que esto es una sartén y ellos sujetan el puñetero mango..!
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