lunes, 10 de agosto de 2015

Es ella y no otra


Y es la luna compañera de recuerdos y quimeras, 
de los pasos que perdimos entre las faces que rindiera. 
Y es escarnio y veladora, y por instinto madre incierta, 
como el sonido de ese llanto, el que irradio dicha primera.

Y es mano protectora y racimo bien maduro, 
tácita su esperanza, en la cara de lo oscuro. 
Y es rumbo y buhardilla y por defecto predilecta, 
de un aullido, de un soneto, de una turba que protesta.

Y es la luna mi guarida, mi patio con geranios, 
espejo de mi mundo, distancia en mis espacios. 
Es la misma plañidera, esa voz amarga y dulce, 
la que mientras triste callo, siempre inunda lo que ocurre. 

Es ella y no otra, la que suma y nunca elude.

Espera


Espera, creo que la brisa quiere regresar. 
Arrimando el hombro, 
pero como un amor lejano, 
sin rostro al que sujetar.

Espera, creo que le acompaña la alborada. 
La luz de una nueva mañana, 
arrastrando olor a vida en un tren de amabilidad.

Espera, un gorrión también se ha sumado. 
Ahora hay voz además, 
su canción anima a andar, y cómo evitar.

Espera, hay algo detrás. 
Puedo escucharlo aunque mis ojos no me sirvan, 
alto y fuerte se despereza y todo quiere dominar.

¡Espera, un momento!... Ciudad.

Luna diurna


Es mi presente, este mar azul turquesa, descomprimiendo razones, obligando a insistir en las ganas: las mismas que me traen aquí cada mañana, tras ese sol sólido e indolente, juzgando sin parar.

Es mi presente, esta playa apartada, con sus aguas doradas, quien me explica que la vida solo es deriva en un inmenso mar: con trozos de paz esparcidas, y mientras llueven sentimientos que empapan mi deambular.

Es mi presente, bajo esta luna diurna, la que impone mil preguntas incapaces de encarar, y vuelvo mi cara al sol recogiendo la energía necesaria para saltar al agua fría que me impregne de realidad.

Es mi presente, en este día encantado, removiendo lo acotado: lo que me hace reflexionar, y la luz, el mar y esa luna, atrapando mi alma insegura, me hacen soñar... urgente, como lo es mi presente.

En ese agua turbia


Estoy seguro, moriré un día de lluvia,
uno de esos impropios que tanto detesto.
Será como al nacer, pero huyendo de la luz,
sin clamor de sonrisas, en ese agua turbia.

Estoy convencido, y no será muy tarde,
el cielo ha vuelto gris este día de verano.
Los cantos se apagan, y el cristal repiquetea,
los motivos no importan, eso ya se sabe.

Estoy tranquilo, tengo plena consciencia,
para todo hay un final, un cierre.
Dejaré mis libros cuadrados, y este triángulo amoroso.
espero no sentir dolor… cuando llegue mi ausencia.