Ustedes nunca estuvieron,
tan cerca como yo.
Ni vieron mis mariposas,
perdiendo la razón
Una vez al día,
vivía mi amor.
Solo cuando la veía,
latía mi corazón.
Sus ojos azules,
su piel blanquecina.
Su pelo moreno,
y la sirena, mi espina
En la fila del recreo,
Alfas y Omegas.
Ella era el Alfa,
y yo su pareo
Apenas diez minutos,
sintiendo aquel ardor.
No escuchaba sus insultos,
su pelo volaba mí alrededor
Yo siete y ella ocho,
los géneros tan lejos.
Y el rubor de mis sonrojos,
ahogando mi pecho.
Sus palabras convertía,
en agua, miel y oro.
¿Qué estás mirando, bobo?,
eran mis “Buenos Días”
Una vez me cegué,
por la luz del Pandemónium.
Una vez me enamoré,
de una niña… del demonio
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