Me apeo aquí,
demasiadas vueltas en la rotonda de los sentimientos,
Solo siento el torbellino,
ya la razón está aturdida,
solo hay miedos y recuerdos,
Nada de baldosas amarillas.
Me bajo sin más,
ya los trozos revolotean,
campando a sus anchas,
hiriendo donde encuentran.
Son las mismas cicatrices,
buscando puertas de salida.
Me quiero ir,
pero de nuevo me engulle,
y vuelvo a girar sin condición,
en ese Rabo de Nube
Gran escrito, poético y esclarecedor, un deseo de calma, un descanso para la imaginación que irremediablemente sigue su curso. Deliciosa lectura.
ResponderEliminarUn saludo, Carlos.