Los noventa días del verano
No fueron suficientes
Distraído en tender ambas manos
A la efímera luz del presente
Te perdí cuando más te quería
Cuando la palabra, sola, se intuye
Y el camino debía sembrar
Mientras el destino se construye
Te perdí pensando en mis cosas
Esas que ermitaño guardé
Trasladado entre un mar de hojas
Intentando dibujarme tu fe
Y ahora ya todo se hunde
En el pantano más cenagoso
Donde pesa tanto el reclamo
De volver a mirarme en tus ojos
Y ahora solo recupero pedazos
Los que me robó el inquisidor estío
Asustado y muerto de frío
En mis piezas me faltan abrazos
Los noventa días del verano
No fueron suficientes
¿Por qué me alejé de tu mano?
Sin ti ya no soy tan valiente
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