Aquí vuelven las lágrimas a susurrar un nuevo perdón.
Hasta aquí llegan sus ecos.
Y no hay ensueño que las impida, necesitadas de sangre.
Gotas enormes llenas de miedos, rancias de temor.
Hasta aquí he evitado las mías, encarceladas, retenidas.
Hasta aquí llegó el custodio.
Y ya no pueden parar, la llave está girada.
Un pozo lleno de odio, desbordando las heridas.
Juntas, caen al suelo
Juntas, nos vuelven a mirar.
Juntas, retienen el tiempo.
Y todo vuelve a empezar.
Aquí vuelven las lágrimas… a nuestra vida derramar.
Juntas, caen al suelo
Juntas, claman su voz.
Juntas, retienen tu vuelo.
Y vuelven a enquistar el amor.
Las lágrimas, en un principio, no nos dejan ver, nos nublan la vista; pero, más adelante, abren un mundo de luz.
ResponderEliminar¡Precioso poema Carlos!
Un abrazo