A veces me arrimo a la hoguera,
si hay causa mordiendo mi alma.
Y sonrió si contengo las ascuas,
y lloro cuando todo se calma.
A veces presiento el espacio,
y la gravedad que incluso lo pliega.
Y sigo cuanto todo es en vano,
y me paro ante las apariencias.
A veces el frío me reconforta,
cuando huyo del delirio humano.
Y me pierdo en el verde protector,
y me encuentro en su amor tan cercano.
Hay veces que siento un vacío,
que presiona hasta perder la sonrisa.
Y hay otras que surge un milagro,
y lloró... de pura alegría.
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