Si las campanillas no suenan al amanecer
No te consuelan besos, ni recoges abrazos
Las lágrimas que fluyen son sólo un proceder
Reinventando caminos a ningún regazo
Si las risas llegan desde tan lejano
A tus oídos, muertas, a punto de apagar
Clamando poder las ventanas cerrar
Para no sentir, ni calor humano
Si ser ermitaño, es un juramento
Que aviva el llanto, seco y agrio
Descomponiendo la carne y el sentimiento
Enredado y preso, de un mal fario
Muestra los dientes amigo mío
Que vean tus garras afilar
El eco no suena cerca del río
Sal y grita, que quieres amar
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