Tristes vagan los extensos caminos
De la mano eterna, de la mano amiga
Que por vivir con los ojos cerrados
Del roto amor, sangran las heridas
Triste y vacíos, sin voluntad
Sin capacidad de ver la luz
Obligados a mirar desde el ataúd
Lo que no confirmó la realidad
Triste fin que nadie quiere
Todos temen, mirando cabizbajos
Pero el cuerpo aguanta, aunque duele
Hasta que sólo queda el guiñapo
Triste ves partir la alegría
Con rumbo ajeno, y con prisas
Si no quieres subsistir en esa cornisa
Salta y pon en paz los días
Tristes miedos al deber
Y cumplir lo establecido
¡Acerca la lupa!, ¡que quede encendido!
El gozoso camino a tu proceder
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