Recuerdo nuestro primer encuentro. En el autobús, uno frente al otro. Ambos en nuestra burbuja, nuestro espacio ermitaño. Tú escuchabas música mientras yo pensaba en ti. El largo y ajetreado trayecto se me hizo corto, abstraído del murmullo dormitado de los pasajeros, imaginando poder acercarme. Y el momento llegó. Nuestras embarazadas mamás bajaban en la misma parada, y chocaron sus barriguitas al levantarse. Aun recuerdo como me estremecí dentro de mi líquido amniótico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario