Se fueron los
días tiernos del otoño
Quedando
monótono el crudo paisaje
Absurdo el
rigor y la letanía
De lino blanco
vistió el paraje
Tu voz se fue
también con sus ecos
Proyectando un
recuerdo venidero
Que los
pájaros quisieron imitar
El rumor
amable de un lánguido quiero
Y que decir de
las risas vagando en el viento
Esas que se
amontonaron como las hojas caídas
Como alegres
copos en busca de huída
Mecidas con la
calma y la fe del tiempo
Se fueron
recordando el campo cubierto
La paz, la
condena del color atenuado
Los requiebros
dormidos que nos daba el sol
De la estación
que sucumbe a un amor mitigado
Tu rostro se
fue también en la ventisca
Adquiriendo un
tono de claro enfado
El trino y el
llanto se enredaron enojados
Atrapando otro
amor en la eterna prisa
Y que decir de
los que quedamos
Bajo las hojas
y la nieve tupida
Sin sentir tu
voz, sin ver tu rostro
Conminados a sufrir
la fría herida
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