Rompió a llorar por su
extraña vida
Sus hermosos ojos, colmaron
el llanto
Llorando también por su insana letanía
Que hundieron más sus pies
en el frío fango
Clamando perdones que ya nadie escuchaba
Nunca fue tan fácil
estrechar su fría mano
Clamando acercar aquel
lejano día
Cuando dejó marchar lo que ella
amaba tanto
Gritando con fuerza hacia lo
que más quería
En sus ojos ya no queda más
que la tristeza
Gritos ahogados, que tragó
por su manía
De abrigarse de temor y de
amar con la cabeza
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