la mano que mece,
que ermitaño te acedia
y la piel adormece?
¿Es el silencio
Una fría derrota,
que imparable da muerte
enquistando tu boca?
¿O, es al silencio
a quien cedemos la suerte,
tristemente apegado
como el cirio a la muerte?
Siento mi alma perder,
los silencios se la llevan.
Se apoderan de mí ser,
como el agua tras la ola
Ah… esos silencios,
como la llama encendida,
que sutilmente insinúa,
que aún sin voz, también hay
vida
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