jueves, 10 de abril de 2014

Así dejé la tierra (poema)



Volé y volé…
Hacia lugares infinitos
De paisajes taciturnos
Y cielos eruditos
Caprichosos manantiales
De aguas trastornadas
Sangrantes cascadas
Y peces celestiales

Subí y subí…
Hasta donde los ojos no perciben
La aurora boreal
Ni las huellas que me siguen
Los perpetuos mares
Condenados a lo escrito
Escenarios de delitos
Y ciegas profundidades

Y gocé y gocé…
Aún perdiendo el contacto
De la cálida arena
O el susurro de un abrazo
Las personas conocidas
Atrapadas sin condena
Que con pieles ajenas
Quieren vivir sus vidas

Y volé, subí y gocé…
Me alejé de mis cadenas
Renegando de la escena
La distancia justa encontré

Ese tren sin hora de llegada (poema)

Ese tren sin hora de llegada
Las pisadas que borra la marea
Las lágrimas rodando por tu cara
O la nube que oculta tu ceguera

El brillo de tu piel en la mañana
El rocío que deja una noche fría
Los mares que separan nuestras almas
O las primeras horas de un nuevo día

Cuéntame que percibes en tu mirada
En que piensas cuando no te encuentro
Porque no disfrutas lo que nos da la vida
O por qué nuestro amor se lo ha llevado el viento

Mis mañanas llenabas de alegría
Las horas contaba por tenerte cerca
Mis ojos lloraban tu letanía
Y sin mirar atrás, cerraste la puerta

Ahora espero que llegue tu tren
Tus pisadas busco, enajenado
No soporto estar lejos de tu piel
¿por qué vivir con los ojos cerrados?

Sentado en el borde de la bahía (poema)

Sentado en el borde de la bahía
La estela de tu barco ya libero
Tapándome los ojos con las manos
Las del tonto que ha quedado en puerto

El silencio no es buena compañía
Mucho menos, tragarse los miedos
Por eso arden las lágrimas escondidas
Esas mismas que antes por ti rieron

Sentado en el borde de la bahía
Me quedo contando las dóciles olas
Las que tú has dejado en mi vida
Que ahora siento, cuando ya estoy a solas

Bañaré mi alma con ellas
Deslizaré entre su espuma mis dedos
Intentando retener en mi cordura
Por qué mis labios nunca se rindieron

Sentado en el borde de la bahía
Pienso en tus ojos del color del caramelo
Y en el primer sueño que tuve cuando te vi
Donde una galaxia jugueteaba entre tu pelo

Sentado en el borde de la bahía
Me pregunto ¿por qué no te dije nunca que te quería?

viernes, 4 de abril de 2014

Una joven con granos en la cara (micro-relato)




-          Sólo es la luna, ¡por Dios¡
-          Es más que eso, influye en nosotros de manera especial.
-          Es tan sólo una roca inerte.
-          Si, y el sol una gran bola de fuego.
-          Eso es…
-          Nunca has sido nada romántico
-          Eres una soñadora
-          Y tú un descreído.
-          ¡Ja¡, veo lo que veo.
-          Pues yo veo su hermosura, su fatal atracción. “Una jovencita con granos en la cara”.
-          Si, con dos caras. Menuda imaginación. Antes creía que tenías pajaritos en la cabeza, pero ahora…
-          Me gusta soñar. ¿es malo?
-          ¿Soñar despierta?, sí
-          Es cuando mejor disfrutas de ellos. ¡Mírala¡, cuan hermosa, suspendida en el vacío ante nosotros.
-          No tiene vida propia, está ahí dando vueltas a nuestro alrededor, nada más.
-          Bueno, ¿por qué no le preguntas a él?, seguro que sabrá explicarnos qué es, mejor que nosotros.
-          No lo molestaré para eso. Estará en sus cosas.
-          ¿crees que estará muy ocupado?, jejeje
-          No, pero mañana es un día especial y estará descansando.
-          Eso si….  <Seguro que se sintió especial>.
-          No lo dudo, pero era su trabajo.
-          Eso no es un trabajo, ¡no como el nuestro!. Treinta y cinco años haciendo pan cada día.
-          Lo hecho de menos, ya vez.
-          Pregúntale anda…
-          Dios, que majadera. Mañana vendrán sus hijos y ahora mismo estará pensando en ellos.
-          ¿por qué no tuvimos hijos nosotros?
-          No lo sé. ¿estábamos muy ocupados?
-          Siempre deseé tener una niña y llamarla Luna.
-          Pues si que te tiene atrapada.
-          Sí, desde que era muy jovencita. La miraba cada noche y pensaba como sería nuestra vida.
-          Pues ya sabes como ha sido, y no creo que influyera mucho en lo que nos pasó.
-          Fue un accidente, nada lo habría podido evitar.
-          Olvídalo anda… sigue mirando la luna.
-          Le voy a preguntar.
-          Déjalo, no creo que quiera que le molestemos.
-          Lleva un año encerrado ahí, seguro que se distrae...   Señor Armstrong..?
-          ¿Qué haces?, no creo que……

-          NUNCA ESTUVE EN LA LUNA,….. Y AHORA CALLAOS UN POCO, MAÑANA ES EL DÍA DE TODOS LOS SANTOS, ¡POR DIOS!

miércoles, 2 de abril de 2014

Amar con la cabeza (poema)

Rompió a llorar por su extraña vida
Sus hermosos ojos, colmaron el llanto
Llorando también por su insana letanía
Que hundieron más sus pies en el frío fango

Clamando perdones que ya nadie escuchaba
Nunca fue tan fácil estrechar su fría mano
Clamando acercar aquel lejano día
Cuando dejó marchar lo que ella amaba tanto

Gritando con fuerza hacia lo que más quería
En sus ojos ya no queda más que la tristeza
Gritos ahogados, que tragó por su manía
De abrigarse de temor y de amar con la cabeza

No sabe Mariana (relato rimado)

Mariana se levantó un día sin saber que hacer
Los pies, por si solos, la pusieron en pie 
Extrañada les dejó acercarla hasta la ventana
Para que disfrutara del frescor de la mañana

Mariana no sabía muy bien que le pasaba
Pero seguía a su cuerpo halla donde la llevara
Sus manos perfectas se acercaron a su cara
Y empaparon su rostro de simple agua clara

Mariana dudaba pero no podía hacer gran cosa
Su cuerpo la desplazaba grácil y hermosa
Miraba extrañada su deambular por la casa
Sin poder hacer más que ver lo que le pasa

De pronto, Mariana se asusta al ver una caja
Donde la quieren meter aún siendo tan baja
Dentro de ella se desploma como un muerto
Cuando unos largos hilos le rodean todo el cuerpo

Mariana asustada no sabe a donde va
no cree posible que la vuelvan a engañar
Unas tristes lágrimas sus ojos difuminan
Cuando vuelve a escuchar la música y, una vez más, los hilos de ella tiran

Ay, de mi alma (poema)

Ayer volví a acordarme de ti
Traicionándome la mente, tú recuerdo reclamó
Como Insistente criatura nerviosa
Que no recibe su ansiado dulce
Donde dejó un amargo regustillo
Al amparo de mi soberbia dejadez
Ínfima en mi vigente mundo
Navegada a contracorriente y
Perdedora, de sonrisa forzada
A empujones se abrió camino
Agridulce tarde me diste
Que finalmente deje pasar
A sabiendas que al final queda dañada
Mi alma nunca se llegó a despedir de tí