miércoles, 22 de octubre de 2014

Amigo Rufus (relato participante en el 5° CONCURSO: "ARMA UNA HISTORIA BASADA EN UNA IMAGEN")




http://elcirculodeescritores.blogspot.com.ar/2014/10/ganadores-del-5to-concurso-arma-una.html


“La jungla nos envolvía con su manto de sonidos primigenios. Hasta el río, dejando su inquebrantable cicatriz en esa inmisericorde selva, aportaba su tono a la sinfonía que cercaba a los hombres, apretando el manto a cada minuto. Ese río que servía al enemigo de cortafuego imposibilitando nuestra retirada, como un batallón invisible en apoyo de su asedio final, del golpe certero que quebrantaría nuestra desvencijada patrulla antes de que amaneciera.  

Pero el miedo no es una opción en dichas condiciones. Hay que tener mucho valor, a pesar del miedo, para aguantar sin salir corriendo. Mucho valor, para dormitar sabiendo que a pocos metros hay miles de sombras que esperan la luz del día para matarte. ¡Mucho, mucho valor!, para no volverte loco, e intentar seguir con tu rutina. Pero ese miedo no es nada comparado con el que produce la ausencia de tales sonidos….  en el gélido silencio de la jungla. 

 Y ese abandono de los ancestrales rumores de la jungla era el que nos advertía de la inminente presencia del enemigo…  rodeándonos...” 

Temblando como un flan y tras tomar una enorme bocanada de aire, intenté romper aquel mutismo que nos anclaba al suelo, escondido, abrigándome con la propia jungla. 


-¡Noviembre!. Ahora estará bajando el Pow colmado de las otoñales hojas secas que han abandonado los árboles al desamparo del invierno. Ahora, millones de de ellas, viajarán hasta la costa a cientos de kilómetros de Cartney, en busca del mar. Hay un dicho muy popular en mi pueblo que expresa eso mismo: “si naces en Cartney y mueres en la costa, tu vida ha sido plena, como las peregrinas hojas”– 

-Lo siento mi sargento, pero el título de poeta ya está adjudicado, se lo hemos otorgado a Moses- dijo el cabo Michigan, soltando una sonora carcajada y señalando a quien dormitaba tres palmeras a su derecha. 

-¿Pero ese no es el recluta Manhattan?- pregunté, extrañado de escuchar un nombre de pila. 

-Sí, señor, pero él quiere que le llamemos por su verdadero nombre, dice que no se identifica con su ciudad: que es una ciudad de blancos ricos.- 

Y recuerdo que aquella información me evocó pensar en las dificultades de un muchacho de color en la enmarañada ciudad de los negocios y las grandes transacciones comerciales. 

-¿Moses?, ¿y por qué nadie me ha avisado de que en nuestra patrulla teníamos a un Moisés?  ¡Joder!, que abra un pasillo en ese jodido río para poder pasar al otro lado.

Entonces, las carcajadas fluyeron generalizadas, in crescendo, hasta despertar al mismísimo citado… no entendiendo, ¡el pobre!, nada de nada. Benditas risas, que nos evadieron por unos minutos alejándonos de aquel infierno Charlie, apagado y mudo. 


-Eran hombres, Rufus, en toda la aseveración de la palabra. Hombres desprovistos del miedo que da la confirmación de estar a las puertas del abismo. Cuando ya su único camino no conlleva más que dar un paso al frente y plantar cara a quien asusta sin ni siquiera verlo- 

-Te preguntarás ¿cómo estoy aquí si estábamos rodeados sin salida alguna? 

El perro, que escudriñaba el horizonte con su deprimida paciencia, levantó la mirada hasta encontrar los ojos de su dueño al nombrarlo. 

-Buena pregunta, porque en verdad lo he descubierto hace bastante poco. Además, en uno de esos documentales que te gusta tanto mirar, donde un guerrillero vietnamita, tan viejo como yo, recordaba haber retirado sus tropas a última hora sobre una patrulla americana, al escucharles reírse, pensando en que sí reían es que no tenían miedo a nada.-

-¿Sabes, Rufus?, ahora me gustaría volver a sentir el abrazo de aquella jungla y rodearme de ella-

10 comentarios:

  1. Pensaron que les habían enseñado valor y realmente les adoctrinaron (nos adoctrinan) a tener miedos inexistentes creando así odios irracionales. Gran relato de racismos y xenofobias. Me resultan curiosísimos tus relatos Carlos. Un fuerte abrazo

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    1. Muchas gracias Ana Lia, me encanta que te parezcan curiosos.

      Sí que los adoctrinaron, pero seguro que si los juntas cuarenta años después, tendrían más en común de lo que podríamos pensar.

      Otra vez, gracias por leerlo. Un saludo.

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  2. Muy buen relato Carlos, me gusta la ambientación que le has dado. Compartí tu post en la comunidad ALMAS DE BIBLIOTECAS Y CINES.
    Abrazos y suerte.

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    1. Muchas gracias Alejandra. Es un gran honor para mí. Gracias por leerlo, mil gracias.

      Un saludo enorme.

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  3. Hola Carlos, me ha gustado tu relato, muy bien ambientado y
    original, diferente y interesante, me ha resultado grato de leer.
    Un saludi, suerte y feliz fin de semana.

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  4. Muchas gracias Sonia. Gracias por leerlo y por tu alentador comentario.

    Un saludo enorme, y suerte.

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  5. Muy bueno todo lo que transmitís en pocas palabras.
    Me encantó el detalle de lo que dijo Manhattan respecto a su nombre, le agrega una dimensión más a la temática del cuento.
    Saludos.

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  6. Muchas gracias Federico. Siempre intento añadir a mis escritos alguna cuestión que me interesa personalmente, como es el caso.

    En las películas sobre la guerra del Vietnam se hace hincapié en renombrar a los soldados por el nombre de su ciudad o Estado, me imagino para darle una dimensión nacional a la propia guerra, propaganda militar al final.

    Me alegra que hayas podido extraer esta pequeña nota escondida, entre el argumento de mi texto.

    Y muchísimas gracias por leerlo.

    Un saludo enorme.

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  7. Buen relato Carlos, felicidades, me ha gustado leerlo

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